Los jefes de la «tribu»

ÁLVARO MARTÍNEZ – ABC – 02/10/16

· Con el 8 por ciento de los votos, en Cataluña quien manda de verdad son los indigenistas de la CUP.

Mediada la semana, hubo que mandar «silencio» a este batallón porque la compañía era un guirigay de chuflas con todo lo que estaba pasando. Por mucho que llueva, en estas tierras perplejas uno no deja de empaparse el ánimo de asombros. El lunes, los concejales de la CUP en el Ayuntamiento de Barcelona pedían eliminar la estatua de Colón, un icono de la ciudad donde arranca la Rambla y termina el mar, y sustituirla por un monumento «a la resistencia americana contra el imperialismo, la opresión y la segregación indígena».

Los «cupletistas» (vamos a empezar a llamarlos así) no dejan de ser un prodigio de coherencia si tenemos en cuenta aquella otra perla indigenista lanzanda por una de sus cabecillas, Anna Gabriel, que propuso tener «los hijos en común para que los eduque la tribu», así como suena, «porque hay un sentimiento de pertenencia hacia el hijo biológico que empobrece el actual modelo».

Usted le deja a la niña a Anna Gabriel y a su clan tribal un fin de semana y lo peor no va ser el flequillo con el que te la devuelve el domingo por la tarde sino lo que traiga la cría dentro de la cabeza, si nos atenemos al pleistocénico ideario de los «cupletistas», que, ya puestos, también han prometido un salto en el tiempo (hacia atrás, claro) en la higiene íntima femenina al proponer la sustitución de tampones y compresas por esponjas marinas. Un agüita y lista para otra puesta…

Extravagancias

Las ideas (bueno, o eso que tienen) de la CUP no dejarían de ser un catálogo de excentricidades alumbradas tras una dura noche de alcohol en la asamblea de la casa okupa, si no fuera porque son los que mandan en Cataluña, los que mandan de verdad. Ellos dijeron no a Artur Más, y los de Junst pel Sí hocicaron, humillados, y sacrificaron sin demasiado problema al que en teoría debería ser su líder. Lo cambiaron por Carles Puigdemont que a simple vista les debió parecer más asimilable (al menos capilarmente) a la formación antisistema.

Ahora, por ejemplo, han tolerado que siga en la Generalitat al superar la moción de confianza a la que se sometió a finales de semana y en la que anunció, ya sin tapujos, un referéndum unilateral, que era exactamente lo que los «cupletistas» venían pidiendo. Ya han puesto al líder que querían y han conseguido que diga lo que ellos quieren.

Después vendrá el resto, pues las tragaderas de Convergencia (o como se llame ahora), Esquerra y el resto de los cruzados parecen no tener límites: salida de la UE, del euro, impago de la deuda, expulsión de Cataluña de los funcionarios del Estado, jornadas laborales de 30 horas semanales o nacionalización de la energía, el agua, banca y las telecomunicaciones. Sacaron solo el 8,2 por ciento de los votos en las urnas, apenas 300.000 en un lugar donde viven 7,5 millones de personas. Y con ese apoyo marcan el destino actual de Cataluña… Como el dedo de Colón cuando dijo «por allí».

ÁLVARO MARTÍNEZ – ABC – 02/10/16