«Memoría histórica» de ETA en Alsasua

ABC 18/10/16
EDITORIAL

La agresión a dos oficiales de la Guardia Civil y a sus parejas por un grupo de proetarras, en la localidad navarra de Alsasua, parece haber cogido de sorpresa a todos los que pensaban que ETA era un capítulo cerrado. Por el momento, el juzgado que investiga los hechos los ha calificado como delitos de lesiones y de atentado a la autoridad, pero cualquier indicio que relacione a los autores con grupos proetarras o ponga de manifiesto que hubo acuerdo entre ellos para perpetrar la agresión, podría cambiar la calificación a terrorismo. Y si no lo es ya, sin duda se parece mucho a un acto de puro y simple terrorismo urbano, de aquel que utilizó ETA para «socializar el conflicto» y llevar su terror a los portales de sus víctimas. Lo que ha sucedido en Alsasua es, sencillamente, memoria histórica de lo que ETA ha sido y del odio que ha dejado sembrado. La eficacia policial ha desarmado a la banda y puesto fin a su actividad violenta, pero sigue presente por otras vías y bajo otras formas, que son perceptibles para quienes no se quieren engañar, pero eficaces para quienes siempre están prestos a ahorrar a los terroristas el certificado de su derrota.

Es necesario que esta agresión se investigue con rapidez y, si el resultado de la investigación lo justifica, se lleve a la Audiencia Nacional como caso de terrorismo. No podemos volver a los tiempos en que el ambiente social condicionaba las decisiones judiciales sobre los acusados de actos de vandalismo terrorista. Para eso está la Audiencia Nacional, para que la distancia asegure la independencia judicial, porque hay cosas que no cambian. La izquierda y los nacionalismos se desmarcaron de la condena sin paliativos que pedían UPN, los socialistas y el PP de Navarra. No faltan pintadas contra la Guardia Civil, que continúan la campaña iniciada hace meses contra su presencia en la Comunidad Foral de Navarra. Por desgracia, lo que ha pasado en Alsasua es efecto del odio.