ANTONIO BURGOS -ABC

No me explico, aunque las leyes lo permitan, que los que están entre rejas o procesados vayan en las listas electorales

Y mira que hicieron «un Forcadell»… Sabrán lo que es «hacer un Forcadell»: como Carmen Forcadell, la expresidenta del Parlamento autonómico de Cataluña. Que cuando estás a las puertas del ingreso en prisión por sedicioso, rebelde y golpista y por haber proclamado la República Independiente de la Señorita Pepis de Cataluña, llegas al juez y sientas plaza de réprobo y felón, y reniegas de todas tus convicciones separatistas, le mientas sus castas todas a la estelada por este lado y por el otro lado, y terminas cantando el «Que viva España» por Manolo Escobar o el «Banderita» por Marujita Díaz, quedas en libertad inmediatamente. Tal tostada se olieron Junqueras y los otros nueve sediciosos (incluidos los famosos 2 Yordis, 2) cuando echaron las cuentas y vieron que ya llevaban un mes en Estremera o en Alcalá Meco, y aprovechando que ahora pasaba por el Valladolid del Tribunal Supremo el Pisuerga del proceso que tienen abierto como presuntos implicados… –¿Se ha dado usted cuenta de una cosa? –¿De qué? –Que en catalana penitenciaria materia todo suena a conjunto musical: Los Yordis y Presuntos Implicados. Parece que no vienen pidiendo la independencia, sino una sala donde cantar… o hacerlo en la cárcel el día de la fiesta de la Patrona, la Virgen de la Merced. 

Pues bien: Junqueras y Los de Estremera (que es otro conjunto musical), se apresuraron a «hacer un Forcadell» ante el Supremo, pidiéndolo incluso por escrito. Hemos aprendido que se puede hacer un Forcadell oral o un Forcadell escrito, como los exámenes. Pero de nada les ha valido. Están donde estaban. Esto es, entre rejas, por sediciosos y golpistas. 

Lo que no me explico, aunque las leyes así lo permitan, es que los que están entre rejas o procesados vayan en las listas electorales. Si a un concejal que lo pillan metiendo la mano en el cajón de los caudales públicos o a un alcalde que cobraba comisiones del por aquí te quiero ver, les conminan a que dimitan inmediatamente y después ya veremos, ¿cómo es posible y en qué cabeza cabe que, por ejemplo, un prófugo de la Justicia como Puigdemor de la Pradera, en busca y captura en todo el territorio nacional y parte del extranjero, encabece una lista electoral en el paripé general que están montando todos los independentistas, los que afirman haciendo un Forcadell a modo de paripé y de embuste muy gordo que ya van a ser buenos, que acatan la aplicación del 155 y lo que haga falta acatar, que van a cumplir la Constitución y «que vivan los cuatro puntos cardinales de mi España», como canta Escobar. 

¿Qué estaríamos diciendo si ese alcalde al que trincaron llevándose para su casa o a paradisiacos papeles panameños las comisiones que había mangado encabezara la lista de las próximas elecciones municipales en su pueblo? ¿Qué estaríamos largando contra un sistema electoral donde si no llevas en tu lista a tres concejales presos y a otros dos fugados de la Justicia ni eres elegible, si complaces al pueblo soberano, ni te votan, ni nada de nada? 

La verdad es que si antes comprendía pocas cosas de la pasividad del Gobierno de Madrid y de la cobardía de tantos para aplicar inflexiblemente la ley a los que quieren romper España (si es que no la han roto ya y ahora la pegan provisionalmente con Loctite para librarse de la trena), entiendo todo esto mucho menos, que estos tíos vayan en las listas. Insisto, por muy legal y de acuerdo con las normas electorales que sea. Tanto, que me acuerdo del estribillo del coro de Puerto Real, «Mí no comprender» (1985). Que decía: «Mi quedar maravillé,/aunque mí no comprend pas,/aunque mí no comprender,/sólo sé que estoy aquí/y esto no lo digo en broma,/que estas cosas no se encuentran/ni en Londres, París ni Roma».