ABC-LUIS VENTOSO

Pierda toda esperanza quien crea que Sánchez reaccionará

FUE una manifestación inmensa. A la que la televisión pública española dedicó una cobertura desganada, de rutina, que contrasta con sus alardes y despliegues en las Diadas separatistas. En la TVE de Rosa María no hubo imágenes aéreas para ver cómo se extendía la concentración por todas las calles adyacentes, atestadas. Tampoco organizaron telediarios en directo desde la plaza, como hacen presto cuando desfila el separatismo catalán. Pero en la web de ABC pueden verse los vídeos aéreos con la verdad completa. Un mar de gente, que iba mucho más allá del lleno de plaza de Colón. Además, la manifestación resultó cívica y templada, sin atisbo de los peligrosísimos ultras cacareados por los medios sanchecistas.

La marcha por la unidad de España y en demanda de elecciones logró el éxito previsto. Pero pierda toda esperanza quien crea que Sánchez reaccionará. Ni con agua caliente. Ni con fórceps. Ni con una grúa buldócer tirando de él se logrará desatornillarlo de La Moncloa, porque el poder por el poder es su primera y única meta.

Ha comenzado la tercera parte de «Manual de resistencia». En la primera, escrita por un negro (una secretaria de Estado), Sánchez ha contado cómo logró volver a mandar en Ferraz después de ser desalojado por González ante sus planes de aliarse con los separatistas y su empecinado «no es no», que mantenía al país bloqueado. «Manual de Resistencia 2» deberá contar cómo Sánchez vendió a España pactando en secreto con los golpistas de octubre de 2017 a fin de echar al PP del Gobierno. Ejecutó esa maniobra al tiempo que visitaba a Rajoy en La Moncloa y le prometía en público lealtad total contra los independentistas.

«Manual de resistencia 3» comenzó ayer y se puede resumir así: Sánchez intentará seguir hasta 2020, caiga quien caiga, cueste lo que cueste y con rostro de hormigón. Para entender este enroque no basta la política, han de añadirse factores psicológicos e intereses personales. Haber llegado a la presidencia desborda las expectativas iniciales de un personaje cuyo único cargo previo había sido el de concejal. Su ego se ha desmandado. Entra en éxtasis cada vez que habla de sí mismo en tercera persona llamándose «Presidente». El poder además resulta útil. Un buen empleo para tu mujer, y muchos contactos. La posibilidad de ir labrándote una agenda para colocarte bien el día de mañana, de ahí esa ronda constante de viajes sufragados por nuestros impuestos. Sánchez continuará aunque le tumben sus presupuestos, pues sabe que siguiendo con los de Rajoy evita el rejón de la UE. Sánchez aguantará hasta el límite, y cuando lleguen los comicios veremos su última metamorfosis: se envolverá en la bandera española y él mismo aplicará un enérgico 155 para llegar con opciones a las urnas.

Recién acabada la manifestación, Sánchez ofreció ayer un pequeño mitin en Santander. Allí aseguró que respetaba la marcha de Madrid, para acto seguido llamar «desleales» a los miles de españoles que protestaron contra él. Una cosa y su contraria en una sola frase. La mentira como herramienta aceptable. Ese es el peor legado de una etapa oprobiosa.