Nuestras muestras de decadencia

ABC  13/06/17
RAMÓN PÉREZ-MAURA

· Está claro a quién escogen los de Podemos cuando hay que elegir entre un héroe orgulloso de ser español y una banda de terroristas islamistas

VIVIMOS tiempos políticamente muy intensos. No sólo en España. En todo Occidente donde no parecemos ser conscientes de los retos que tenemos ante nosotros y cada vez más se desprecia las estructuras políticas que nos han dado décadas de pacífica y fructífera convivencia.

El domingo vivimos en Francia unas elecciones legislativas que generaron una nueva mayoría presidencial que amenaza con tener ribetes de ser incontrolable desde la oposición. Las mayorías absolutas pueden ser buenas, aunque en un sistema como la república presidencialista francesa la cantidad de poder que puede llegar a tener en sus manos el próximo domingo Emmanuel Macron evoca las circunstancias excepcionales como las postbélicas que auparon al general De Gaulle. No corresponden a un periodo de paz.

No menos interesante es el nuevo Gobierno británico salido de la disparatada convocatoria electoral de Theresa May. El pasado viernes en los pasillos de Westminster se intentaba seducir al secretario del Foreign Office, Boris Johnson, para que le clavase la daga y se deshiciera del cadáver andante en el que dice el ex Chancellor of the Exchequer, George Osborne, que se ha convertido May. Boris se contuvo. Resultado: Johnson se ha encontrado con que May ha nombrado «Pagador del Estado» -en el Gobierno británico hay hasta el cargo de «contador de ánades del Monarca»- a Damien Green, que se convierte así en número dos del Gabinete pese a ser un indisimulado europeísta contrario al Brexit. Y por si eso fuera poco para Johnson, vuelve al gabinete Michael Gove, que fue quien apuñaló políticamente a Johnson tras el referendo de hace un año. Con un reparto así, es improbable que las reuniones del gabinete difieran mucho de lo que sucede en una pocilga abarrotada de puercos en celo.

Y aquí en España vivimos hoy la puesta en escena de una moción de censura que no tiene más objetivo que captar la atención pública. La promueve un partido cuyo alcalde de Ferrol no ha tenido a bien convocar el pasado fin de semana ni un minuto de silencio en memoria del hijo de la localidad apuñalado en Londres el 3 de junio por defender la vida de una mujer. Está claro a quién escogen los de Podemos cuando hay que elegir entre un héroe orgulloso de ser español y una banda de terroristas islamistas. Y estos van a aprovecharse de la grandeza de la democracia para malgastar nuestros recursos públicos en montar un circo al Gobierno y a todo nuestro sistema democrático para darse unos minutos de gloria en la tribuna del Congreso de los Diputados. Qué mal vamos en todo Occidente. Cuántas manifestaciones de decadencia mostramos y cómo beneficiamos a los enemigos de nuestras instituciones desde dentro de las mismas.