Oportunidad perdida

EL BLOG DE IÑAKI QUINTANA 27/09/16

Durante los últimos dos años, la sociedad española asiste a la irrupción de nuevas fuerzas políticas de alcance nacional. Casi todos sienten que soplan vientos de cambio y, para la mayoría, estos vientos son recibidos con ilusión y con la esperanza de que traigan mejoras en cuanto a representación democrática, transparencia o lucha contra la corrupción.

Este escenario es el que ha permitido vislumbrar el fin del bipartidismo, de las mayorías absolutas, y el nacimiento de un tiempo para el acuerdo, la negociación y la formación de gobiernos a través de las mayorías pactadas. Excepto Partido Popular y Partido Socialista, todos nos hemos alegrado de que hayamos alcanzado esa madurez política donde los ciudadanos ya no tenemos que votar “o a uno, o al de enfrente”, siempre al mismo, y podamos aspirar a un gobierno que realmente nos represente mejor.

Así las cosas, Ciudadanos se ha presentado por primera vez a las elecciones autonómicas vascas. Lo ha hecho sabedor de que es el único partido que ha obedecido el mandato de las urnas: pactar las mayorías para la formación de gobierno dado que las mayorías absolutas no están, y no se las espera. Con este bagaje negociador, respetuoso con la voluntad del votante y con el carácter de quien comprende que su trabajo es entenderse con otras fuerzas polítcas, Ciudadanos accede a unas elecciones a las que se presentan otras cinco formaciones con opciones de obtener representación: PNV, Bildu, PP, PSE y Podemos.

Con el viento a favor, sabiendo además que PP y PSOE no presentan una candidatura clara y definida de defensa del constitucionalismo y de la unidad de España, y con la retirada de la única otra candidatura que rivalizaba en este aspecto con la de Ciudadanos, parecía evidente que el escaño por Álava, si no más de uno, estaba asegurado. En el mundo del marketing se suele decir que si tu producto es el único de un cierto tipo, si eres el único que lo vende, es muy fácil tener un cierto éxito comercial. Depende, nada más, de que exista alguna demanda de dicho producto y tener el canal mínimo necesario para darlo a conocer.

Es evidente que demanda del producto hay. UPYD había venido consiguiendo el escaño por Álava desde hacía ocho años lo que indicaba que, como mínimo y dada su no participación en estas elecciones, Ciudadanos lograría que sus votantes le dieran su apoyo. Si no bastara con la cercanía de posiciones políticas, con la campaña y el liderazgo desplegados este último mes y medio en Euskadi, los mismísimos Fernando Savater y Paco Sosa Wagner han pedido públicamente el voto para Ciudadanos.

En este contexto, se ha presentado la formación naranja con Nicolás de Miguel como candidato, apoyado por un magnífico Albert Rivera y escoltado por Inés Arrimadas, Matías Alonso, Fran Hervías, Begoña Villacís, Jose Manuel Villegas y muchos más primeras espadas del partido.

El resultado es el que todos conocemos. Analizando Álava, la provincia en la que Ciudadanos tenía opción de sacar escaño, si en las generales del 26 de Junio se consiguieron 8.335 votos, en esta ocasión se han logrado sólo 4.754 votos. Se trata de una caída del 43% en intención de voto en sólo tres meses lo que ha supuesto la pérdida del escaño esperado para Ciudadanos en el Parlamento Vasco.

Son dos diferencias básicas las que diferencian esta campaña de la anterior. Los vascos votan diferente en elecciones generales y en elecciones autonómicas y, por otro lado, el candidato a presidente fue Albert Rivera cuando el candidato a lehendakari ha sido Nicolás de Miguel.

Si analizamos el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca, la caída es aún peor. A fecha del 26 de junio obtuvo Ciudadanos en el País Vasco un total de 40.326 votos y, a 25 de septiembre, unos escasos 21.354 votos, lo que supone un descenso en la confianza de los vascos hacia el proyecto de Ciudadanos del 47%. Si nos retrotraemos hasta las elecciones generales del 20 de diciembre del año pasado la caída ha sido aún más brusca puesto que entonces se lograron 50.268 votos lo que supone, en apenas nueve meses, una caída del 58%.

A pesar de ello, es una caída tan llamativa que cabe preguntarse si las razones más evidentes son las únicas que explican la pérdida de confianza del electorado. ¿Quizá la candidatura presentada no era idónea para atraer al electorado que aún estaba por convencer? ¿O quizá no se ha logrado la visibilidad necesaria? ¿Acaso la competencia en el espectro constitucionalista en el País Vasco era excesiva?

Nadie parece tener la respuesta a esta pregunta. Quizá el motivo sea otro, ninguno de los anteriores, y sencillamente no seamos capaces de, con la campaña tan fresca en la retina, tomar algo de distancia y estudiar los resultados con perspectiva para encontrar cuál ha sido el problema y ponerle remedio para próximos comicios. Esta es una tarea que habrá que acometer, quizá en las próximas semanas o meses, con vistas a analizar los posibles errores cometidos y ponerles remedio, cara a futuras citas electorales.

De lo que estoy convencido es de que Ciudadanos ha llegado para promover un cambio social y político que es muy necesario. No es posible que la política vasca y española siga por el mismo rumbo, camino a un desastre continuado del que cada día parece más difícil recuperarse para volver a ocupar el lugar que ocupamos poco tiempo atrás, sin que los votantes den la alternativa a aquellas nuevas voces. Si queremos recuperar la senda de la prosperidad y del desarrollo social, otros tendrán que asumir responsabilidades y dar el paso de liderar un nuevo estilo de servicio público.

Dicen que Albert Einstein nunca dijo, aunque se le atribuye la cita: “La definición de la locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”. Quiero lanzar esta reflexión al conjunto de la ciudadanía esperando que, con ocasión de los próximos comicios donde tengan que votar sin ilusión, con el gesto torcido por resultarles desagradable la forma en que hacen las cosas sus gobernantes, por favor no hagan lo mismo de siempre. No voten al de siempre ni se queden en casa. Hagan algo distinto si desean que las cosas funcionen de forma diferente.

Hay dos frases que Albert Einstein sí que pronunció: “La mente es como un paracaídas. Sólo funciona se la tenemos abierta” y “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. Parafraseando a éste, uno de los más grandes genios de la humanidad, diré que ojalá los ciudadanos decidan abrir su mente a otras opciones, como Ciudadanos, porque nosotros tenemos la voluntad y la determinación de cambiar nuestro país a mejor.

 

https://inakiquintana.wordpress.com/