Otegui se reúne con la disidencia radical abertzale para pedir su apoyo el 25-S

ABC 16/08/16

· Ya ha tenido encuentros secretos con los líderes de los «duros entre los duros», que de momento rechazan cualquier tipo de colaboración

Arnaldo Otegui atraviesa por una situación complicada como líder de la izquierda abertzale. Por una parte, y pese a sus bravuconadas, es muy posible que no pueda presentarse a las elecciones vascas del 25-S como cabeza de lista de Bildu al pesar sobre él una inhabilitación hasta febrero de 2021; y por otra, está muy cuestionado por los sectores más radicales de la sociedad vasca, que le acusan de traición y cuyas organizaciones alcanzan cada vez mayor peso electoral.

El líder de Bildu es consciente del daño que le hace el avance electoral de las organizaciones de la disidencia Pide que las reuniones sean discretas porque sabe que pueden no estar respaldadas por toda su militancia

En estas condiciones, y con unos comicios previstos en algo más de un mes, Otegui ha puesto en marcha una estrategia para intentar recomponer la unidad de las fuerzas abertzales como primer paso para recuperar apoyos electorales. Ese plan, según ha podido saber ABC, está pasando por mantener reuniones secretas con las plataformas más representativas de esa disidencia –alguna ya se ha producido–, con el objetivo de conseguir una acumulación de fuerzas soberanistas.

Fuentes conocedoras de la estrategia de Otegui consideran muy relevante que el líder de Bildu haya optado por celebrar esos encuentros de forma discreta, al margen de la opinión pública. La razón está en que es muy consciente de que ese tipo de iniciativas no cuenta con el respaldo total de su militancia, cuyo sector más moderado, de conocer estas entrevistas, podría cambiar su voto hacia Podemos. Precisamente, en los últimos comicios generales esta fuerza política ya logró hacerse con buena parte del electorado que tradicionalmente apoyaba a la izquierda abertzale.

La única alusión remota que ha hecho públicamente Otegui a estos encuentros fue cuando anunció de forma genérica su intención de contactar con otros sectores, en referencia a la disidencia abierta en el sector oficial de la izquierda proetarra.

Según los medios consultados, la primera reunión del que fuera portavoz de Batasuna se produjo con un representante de Abots Anitz, una formación política que nació el año pasado como una escisión de la izquierda abertzale en la localidad guipuzcoana de Fuenterrabía y que demostró su fuerza electoral en las municipales de 2015 al superar en votos y concejales a EH-Bildu.

«Buena voluntad»
La cita fue secreta a petición expresa de Arnaldo Otegui y se tradujo en un acercamiento de posturas y la constatación por parte del representante de Abots Anitz de la «buena voluntad» de su interlocutor.

ABC ha podido saber que esas reuniones con organizaciones de la disidencia van a tener continuidad en las próximas semanas, aunque por las noticias de que se dispone, los resultados no serán tan esperanzadores como los del primer encuentro. Y es que, a medida que aumenta la radicalización de las organizaciones llamadas a dialogar, crece de forma exponencial el rechazo hacia las tesis de Otegui.

Es el caso de Askatasunaren Bidean, formación que está en la agenda de próximas entrevistas de Arnaldo Otegui, y que es una asamblea de ex presos y exhuidos de la banda terrorista ETA. Entre los graves reproches que este colectivo ha dirigido al ahora pretendido candidato a lendakari por EHBildu, destacó el pasado mayo uno en el que advertían: «Jamás asumiremos que bajo ese neoabertzalismo pijo, buenista y posmarxista se encubra la ren-

dición ante valores e instituciones del sistema». Y añadían que Otegui «ha hecho un viraje político. Viene a decir que todo el camino recorrido política e ideológicamente por este pueblo a través de la lucha en la calle, de la movilización de masas, etcétera, no ha servido para nada, lo que lleva al pueblo vasco a la vergüenza y al descrédito más absoluto», critican.

Tampoco parece que con Amnistía Ta Askatasuna/ATA, –un colectivo de masas de apoyo a los presos de la banda–, o con Aurrerantz, –una formación política que pretende aglutinar a la disidencia– le puedan ir mejor las cosas. «Ya nos ha engañado una y otra vez», insisten unos y otros.

La estrategia de Arnaldo Otegui, incluso, puede volverse al final contra él, ya que los descontentos escindidos de la izquierda abertzale pueden utilizar los encuentros para dejar en evidencia ante la militancia la línea oficial que encarna el líder de Bildu.

Argumento falaz
Con la izquierda abertzale dividida y con Podemos ocupando buena parte del espacio electoral de la antigua Batasuna, la única buena noticia para Otegui podría ser el efecto movilizador que tenga la decisión judicial de excluir su candidatura de las elecciones del 25-S, ya que valdría de excusa para presentarse como una «víctima del sistema» y un «héroe de la resistencia» al que el Estado quiere quitar de en medio. No obstante, no parece siquiera que este argumento falaz pueda ayudarle en vista de que solo cosecha rechazos entre los suyos y no ha conseguido blanquear su imagen entre el resto del electorado.