¿Para qué celebran congresos los partidos?

EL MUNDO 30/01/17

· Pasado el largo ciclo electoral 2014-2016, los principales partidos afrontan ahora sus congresos para elegir liderazgos, renovar las direcciones y preparar la maquinaria política para los próximos años. Este fin de semana arranca Ciudadanos. El PP y Podemos coinciden 11 y 12 de febrero y el del PSOE, el más abierto, se celebrará en junio

 
PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos están inmersos en sus congresos. ¿Qué está en juego? ¿Cómo llegan? Éstos son los cuatro puntos básicos para no perderse con tanto cónclave.


1. ELECCIÓN DEL LÍDER

Aunque oficialmente los congresos de los partidos abren la posibilidad a que se renueve el liderazgo, en la práctica sólo el PSOE dirimirá quién es su próximo secretario general. Sí que se decidirán dudas en un segundo nivel, como la Secretaría General del PP.

PP. Rajoy, Rajoy y Rajoy. El presidente carece de candidato alternativo. En un partido de disciplina férrea esto sería una extravagancia. Las críticas internas se desvanecieron conforme se despejó que Rajoy volvía a La Moncloa. Tras casi un año de espera, en el PP nadie duda de que «ha salido ganador». Los populares ya no anhelan un líder más joven o más carismático. A punto de cumplirse 13 años de su llegada a la Presidencia del partido, atraviesa uno de sus mejores momentos. Resta saber si saldrá elegido con el 97%, 98% o 99% de los votos. La única incertidumbre es la composición de la nueva dirección. Si María Dolores de Cospedal sigue al frente de la Secretaría General, si Fernando Martínez-Maíllo se convierte en coordinador –Rajoy no ha descartado crear esta figura– o si Javier Arenas sigue en la dirección.

PSOE. La elección de un nuevo secretario general es la piedra angular de la cita que se celebrará en junio. La candidata que parte como favorita es la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, aunque es la única que aún no ha anunciado públicamente que dará el paso de presentarse a las primarias. Los otros dos precandidatos, Pedro Sánchez y Patxi López, podrían no llegar hasta el final. Ambos atraen el abundante voto socialista crítico: más radical el primero y más moderado el vasco. En el PSOE, todos los militantes pueden votar de forma directa y secreta a su secretario general, por lo que es una incógnita quién será el ganador. Díaz es la que más papeletas parece tener, pero en el PSOE varias veces el candidato que parte con desventaja da la sorpresa. Así ocurrió en 1998, cuando Borrell venció sorprendentemente a Almunia. Y en 2014, cuando Sánchez se impuso a Madina, apoyado por Ferraz.

PODEMOS. La disputa entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón está cuestionando el liderazgo en Podemos de manera indirecta, a pesar de que todas las corrientes oficialmente quieren que sea Iglesias quien encabece el partido. Si bien el número dos no plantea disputarle la Secretaría General, sí lucha por intentar cambiar el rumbo político de la organización. Ante el reto, Iglesias ha respondido convirtiendo su candidatura en un todo o nada, invocando de nuevo una votación plebiscitaria. Amenaza con dimitir si sus ponencias y su lista a la dirección no son las más votadas. Y advierte a Errejón de que si fuese él quien ganara tendría que tomar las riendas de Podemos, porque él lo dejará en ese mismo momento.

CIUDADANOS. Ciudadanos es Albert Rivera. Su liderazgo no admite debate, como refleja el resultado de las primarias: 87,3% del voto. Su elección no ha sido en el congreso, sino una semana antes. Rivera fracasó en su propósito de movilizar a las bases: sólo votó el 34%. Eso sí, encontrar dos militantes críticos dispuestos a rivalizar por la Presidencia permitió dotar de legitimidad democrática su reelección –lleva desde 2006–. Rivera ha aprovechado para concentrar poder y reforzar su núcleo duro catalán, que será el que dirija el rumbo.


2. RENOVACIÓN DEL IDEARIO POLÍTICO

En los congresos hay documentos, conferencias y propuestas previas que configuran el que será el ideario de los partidos en el próximo ciclo. En la mayoría de los casos son modificaciones en asuntos concretos, como puede ser el PP a cuenta de la maternidad subrogada, pero en otros es la misma razón de ser del cónclave, como ocurre en Podemos.

PP .Éste no será el congreso de modernización del proyecto político, pese al consenso interno de que es una asignatura pendiente. Ni hay preguntas ni hay respuestas. Las ponencias a debate están muy ligadas a la acción del Gobierno. No se abordan retos ni se actualiza el discurso con nuevas ideas. Se hace sólo una foto del momento, sin nuevas profundidades. Cuando se negoció el pacto de investidura con C’s, destacados dirigentes admitían que la renovación se la había hecho el partido de Rivera, con toda su batería de exigencias. Los únicos debates que se esperan ahora están vinculados al amalgama ideológico que representa el PP –del centro a la derecha más conservadora– y a la ruptura de algunas costuras en los últimos años: la regulación de la maternidad subrogada, el voto en conciencia o cómo dar carpetazo al debate sobre el aborto, después de que el PP haya asumido la ley de plazos.

PSOE. Dos equipos de trabajo coordinados por Eduardo Madina y José Carlos Díez están trabajando ya en las ponencias política y económica. Sin embargo, al estar la cuestión del liderazgo abierta, el ganador de las primarias, que serán en mayo, podrá dirigir las ponencias del congreso en el sentido que defienda su candidatura. Susana Díaz se sentirá plenamente a gusto con los documentos de Madina y Díez, ya que ambos son estrechos colaboradores suyos. Sin embargo, si Pedro Sánchez o Patxi López se imponen en las primarias, es posible que quieran orientar la estrategia del partido en sentido inverso. En teoría, las dos candidaturas críticas con la Gestora están más a la izquierda y tienen una visión más federal y menos uniforme de España que Susana Díaz.

PODEMOS. Determinar el rumbo político no sólo es el factor clave del congreso, sino que es una de las causas de la lucha entre las corrientes de Iglesias y Errejón. En juego está si el partido gira a la izquierda, radicaliza sus políticas y comportamientos y se convierte en una fuerza abanderada de la protesta, como plantea Iglesias, o si en cambio modera su discurso y formas y prioriza su labor de oposición al PP en las instituciones para transformar la retórica en «victorias políticas», para ser «útiles ya», como replica Errejón. Eso implica distintas maneras de relacionarse con el PSOE o con los movimientos sociales y las propias dinámicas del día a día.

CIUDADANOS. Es uno de los temas de calado. El equipo de Rivera quiere dar carpetazo a la socialdemocracia para definirse como liberal-progresista, demócrata y constitucionalista. Esta decisión ha levantado ampollas en Cataluña, cuna del partido, que se ha rebelado contra ella y plantará batalla para mantener la definición original. La dirección también ha suprimido el origen catalán del partido. Argumentan que necesitaba adaptarse a un partido nacional y no autonómico. Será una de las grandes polémicas del congreso.

 

3. ORGANIZACIÓN INTERNA

Junto al ideario, los congresos pueden introducir novedades en la organización interna de los partidos, especialmente en tiempos como estos, en los que la regeneración ha pasado a ser un foco central del debate.

PP. En los prolegómenos del congreso, la estrella del debate han sido las cuestiones internas. En julio de 2015, el PP anunció en una conferencia política que las bases elegirían al presidente, pero cuando llegó el momento se echó atrás. La efervescencia de la militancia y las peticiones de mayor democracia interna le obligaron a buscar una fórmula mixta. El ponente de Estatutos, Fernando Martínez-Maíllo, planteó un sistema de doble vuelta –primero votarían los militantes y después los compromisarios– que, en general, satisfizo a la organización. Menos a Madrid y Valencia. Ahora se ha añadido, tras las enmiendas de ambas, que en los congresos regionales y provinciales todos los militantes podrán ser compromisarios y, con este subterfugio, permitir que los presidentes sean elegidos de manera asamblearia.

PSOE. Los barones que impulsan a Díaz y los equipos de Sánchez y López defienden dos modelos diferentes. El primero es más clásico y a la vieja usanza: apuesta por la democracia representativa, aunque también pone en valor las primarias para elegir secretario general. Sánchez y López hacen gala, por contra, de defender una mayor implicación de la militancia, regulando incluso las consultas a los afiliados para decidir sobre cuestiones importantes, como hizo Sánchez con su acuerdo con C’s. Díaz apuesta por un partido más centralizado y Sánchez y López afirman querer que las federaciones y, sobre todo, las agrupaciones tengan más peso. En su relación con el PSC las posiciones son más distantes. Díaz pretende controlar incluso la política de pactos de los catalanes. Los otros respetan su autonomía.

PODEMOS. Hay quien ha utilizado la palabra «refundación» para explicar cuán grande debe ser el cambio para dejar de ser un partido «monárquico». Al final esto dependerá del proyecto que gane, pero todos coinciden en que hay que descentralizar el poder a los territorios. Las corrientes de Errejón y de Anticapitalistas quieren rebajar las prerrogativas del líder de Podemos y convertir la Ejecutiva y el Consejo Ciudadano en órganos mucho más plurales y colegiados. Iglesias se está resistiendo a ceder y quiere seguir teniendo una gran autonomía de decisión. También se pondrá a prueba la convivencia de las diferentes sensibilidades, pues Iglesias quiere acabar con las corrientes en aras de la «unidad». El peligro está en el coste de esa unidad y si implicará represalias a los errejonistas, como temen, empezando por los cargos y el poder que asuma Errejón. Además, hay otro asunto crucial: cómo se aborda la descentralización y qué competencias tienen que tener las federaciones. Todas reclaman grandes dosis de autonomía.

CIUDADANOS. El partido presume de una sola voz, un único mensaje. Para reforzarlo, los nuevos estatutos planteaban la persecución y expulsión de quienes participaran en corrientes internas. El enfado entre las bases obligó a rectificar la redacción para poner «grupos organizados». Será uno de los temas calientes, porque hay afiliados que piden tener más voz. La concentración de poder de Rivera, mediante la creación de un reducido Comité Permanente que llevará el día a día y donde está su núcleo duro, y la reducción de las primarias a los cabezas de lista –antes se elegían los cinco primeros de las candidaturas– crea malestar.

4. IMPULSO POLÍTICO

Por último, los congresos son eventos que suelen ser aprovechados como plataformas de propaganda política, ya sea proclamando a un nuevo líder o decretando el inicio de una nueva etapa. Podemos hizo coincidir su asamblea con el congreso del PP teniendo en mente esta idea y el PSOE pretende decretar en su congreso el final de su peor crisis de la democracia.

PP. El PP consiguió el impulso político que necesitaba cuando Rajoy logró ser investido presidente para un segundo mandato. Ahora, el congreso interno no deja de ser un mero trámite que se quiere cumplir cuanto antes. La orden ha sido que, después del nacional, los congresos regionales y provinciales se celebren todos en el primer semestre del año. El objetivo es tener la organización a punto por si hubiera otras elecciones. Una posibilidad que el PP no descarta pese a que el presidente se afana en decir públicamente que quiere una legislatura larga.

PSOE. Todos los socialistas sin excepción quieren que su 39º Congreso sea el de la refundación y que sirva para cerrar su peor crisis en democracia. Pero la dirección que tome el partido en función del ganador puede ser casi opuesta. Si gana la favorita, Susana Díaz, el PSOE se centrará en hacer la oposición más firme posible al PP y en dirigir la política desde el Parlamento, a veces pactando con el PP y otras con Podemos. Si venciera Sánchez, su equipo avanza que el Gobierno de Rajoy durará poco, ya que pondrán en marcha una «maquinaria durísima de oposición» dirigida a «derrotar al Gobierno de la derecha». Patxi López es el único candidato que es diputado, una gran ventaja sobre Díaz y Sánchez que aprovecharía, si gana, para erigirse en líder de la oposición.

PODEMOS. Hacer coincidir la fecha de Vistalegre II con el congreso del PP es toda una declaración de intenciones. Podemos busca presentarse ante España como la principal alternativa al partido de Rajoy y visibilizar dos modelos de país y de políticas antagónicos. Hasta se ha forzado que las votaciones sean antes para coronar en la clausura a Pablo Iglesias como «líder de la oposición». Más que en un debate –no tendrá efectos prácticos en el voto–, el congreso quiere tener un fuerte efecto propagandístico y que los medios contrasten a Iglesias y a Rajoy, mientras el PSOE sigue sin líder y con su lucha interna. El riesgo para Iglesias ahora es que su confrontación con Errejón debilite su liderazgo y se proyecte la imagen contraria: la de un PP unido y fuerte frente a un Podemos desgarrado y caótico.

CIUDADANOS. Hace cinco años que el partido no celebra un congreso. El frenético ciclo electoral lo fue posponiendo. Esto provocó un desfase, ya que en el último cónclave era un partido autonómico y ahora es la cuarta fuerza del país. Toca cambiar objetivos. Hay dos focos claves: uno, asentar el partido. Su implantación exprés por España ha provocado numerosos problemas. Rivera lo sabe y se implicará en primera persona para colaborar en poner cimientos sólidos. El otro foco es entrar en gobiernos. La doctrina hasta ahora era apoyar investiduras, pero no gobernar en coalición. Rivera quiere entrar en gobiernos a partir de 2019, pero un sector de las bases pide hacerlo ya para poder rentabilizar las reformas que se hacen y no ser engullidos por el bipartidismo.