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LUIS VENTOSO – ABC – 15/04/16

Luis Ventoso
Luis Ventoso

· Todo el mundo sabe que más pronto que tarde deberán cambiar la casa entera.

Owen Jones es un periodista inglés de 31 años, compi de Iglesias y Errejón, que ha vendido un porrón de ejemplares –también en España– de un vibrante ensayo llamado «El establishment». Con Owen no coincido en nada. Ni en edad, ni en ideas políticas (él es un socialista alérgico a la duda) ni en preferencias sexuales. Creo que lo único que nos une es la estatura, una talla que si yo fuese uno de esos políticos catalanes adictos al eufemismo definiría como «verticalmente limitada».

Pero lo que nunca diría es que Owen es un mastuerzo. Le reconozco una alta inteligencia y una excelente educación. A pesar de que pone verde al establishment –nuestro Almodóvar diría «la derechona»–, mucho me temo que él mismo es uno de sus productos: estudió en Oxford, escribe en uno de los tres mayores diarios británicos y se pasa el día en la tele, BBC incluida.

La tesis de Owen es que la clase patricia y los que se han sumado a sus convenciones siguen dominando Inglaterra. Supongo que por eso les va así de bien, porque hay alguien que se preocupa de que se mantengan en el tiempo los valores/pilares de la democracia británica. Pero a Owen, claro, esa solidez de su país le parece deleznable y un machaque a los de abajo, que sin duda estarían mejor en vergeles igualitarios como los de Maduro, Brézhnev o Erich Honecker.

Lo más interesante del libro llega cuando el periodista lamenta la aplastante victoria ideológica del Partido Conservador y la explica. Relata de manera excelente cómo tras el largo idilio del país con Blair los tories, antaño el «nasty party», supieron rearmarse intelectualmente para convencer a la sociedad de que sus ideas eran modernas, lógicas y las más benéficas para las familias de clase media que legítimamente aspiran a prosperar en la vida. Owen cuenta cómo Cameron hizo piña con un grupo de jóvenes intelectuales y articularon una oficina de pensamiento que lo nutría de ideas. También se recurrió a filósofos y politólogos. Se entendió que para ganar las urnas se necesitaban figuras nuevas, sí, pero que serían de cartón piedra sin un armazón ideológico sujetándolas. También se trabajó intensamente para transmitir la buena nueva en los medios. Resumiendo: el Partido Conservador se desprendió de su olor a naftalina y se modernizó.

Si hay elecciones, que parece que sí –salvo arrumaco in extremis de Pedro & Pablo al ver sus encuestas–, Rajoy volverá a ganar, porque la alternativa es inquietante. Obtendrá cuatro o cinco escaños más y el panorama será similar, con la diferencia de que a Sánchez se lo cepillarán tras su segundo costalazo. Rajoy podría llegar a gobernar con Ciudadanos –o con otro líder del PSOE– y ofrecerá lo que siempre garantiza, sosiego y sentido común. Pero no dejará de ser un parche. El PP tiene pendiente, y lo saben todos sus líderes, una gran mudanza interna como la que explica Owen Jones.

Ayer escuchaba las noticias: el alcalde de Granada, con una chapucera y evanescente explicación ante Carlos Herrera; Soria, que decía que no pero al final parece que sí; Rita, con toda su corporación chamuscada, pero que ni flores; el expresidente Aznar y su multón por torear al fisco… Luego vi unas imágenes de Rajoy. Decía cosas razonables, flanqueado por Cospedal y –todavía– Javier Arenas. Pero tengo que decir la verdad: no me sentí ilusionado, ni siquiera cómodo, porque ese no es el conservadurismo moderno, compasivo, próximo y sin ataduras que creo que merece y necesita España.

A veces toca renovarse. Ayer leí –y casi se me cae el plátano del desayuno– que hasta Gwyneth Paltrow se ha apeado de su dieta de pajarito-zen y ha empezado a arrearle al beicon, los huevos fritos y los espaguetis carbonara. Pues eso…

LUIS VENTOSO – ABC – 15/04/16