Paro nacional armado

FUNDACIÓN PARA LA LIBERTAD 15/08/16
MARIO JAVIER PACHECO, Historiador y periodista

Colombia está en paz, pero el 20% del país no puede salir de sus casas, porque desde anoche, hasta el 15 de septiembre el ELN declaró Paro armado nacional en los departamentos de Arauca, Boyacá, Casanare, Santander, Norte de Santander y Vichada, es decir una quinta parte de Colombia, aunque El tiempo y El espectador en sus ediciones de hoy minimicen el hecho y ni RCN, ni Caracol, ni la WRadio lo tengan entre sus notas destacadas, por lo menos hasta esta hora.

Esta conducta periodística tan ácidamente criticada por el periodista de San Bernardo del Viento Juan Gossaín Abdallah no es extraña. La paz es un producto comercial que Santos paga a muy buen precio, y ni a él, ni a ellos les conviene que el tal paro nacional del ELN exista, porque es una cachetada a la mentira, y derrumba toda la pedagogía del Sí.

Ese Sí a la claudicación ante las FARC, que tiene a congresistas de todos los partidos en la cacería de votos más grande de la historia de Colombia, o en la maratón por la paz como le dicen, porque el congreso ahíto de mermelada es santista y ellos son los dueños de los votos, y así le ofrezcan a sus electores su propia ruina, les votarán en tanto reciban su tamal y su hoja de zinc.

El paro Nacional Armado del ELN es el argumento más contundente contra la falsa paz. Tiene mayor impacto que cualquier explicación realista, porque demuestra que la paz con solo las FARC no es más que palabrería, y porque hoy, aunque los medios lo escondan, el ELN tiene paralizado, por miedo, a buena parte del país. Es que en el gobierno de Santos engordó el hampa y adelgazó el ejército.

La publicidad de la paz hasta en la sopa hará que muchos colombianos voten Sí, sabiendo que deben votar No, y sellarán el triunfo de las FARC sobre el Estado, pero Santos saldrá con descaro el 3 de octubre a aplaudir porque ganó Colombia mientras las FARC se retuercen de la risa, como cuando felicitó, hace dos meses a las FFAA por haberlas vencido y Timochenko daba el parte de victoria a sus guerrilleros.

Ayer Santos anunció complacido que el balance en dos semanas de cese bilateral del fuego era de cero muertos por el conflicto armado, pero ocultó al policía Yasid Luna, de 37 años, asesinado hace dos días en San Calixto y al patrullero David Calderón, herido en la misma estación del Catatumbo donde hace tres meses mataron a su comandante. El país está y seguirá en manos del crimen organizado al que nos estamos entregando.

Si santos se refirió solo a los muertos que las FARC no mataron, hay que recordarle que el tigre se agazapa sigiloso antes de dar su zarpazo, y las FARC están a punto de dar el zarpazo más tajante de su historia.