Santiago González-El Mundo

Entre el anuncio de su moción por Pedro Sánchez y la hora de comer, la Bolsa perdió dos puntos y la prima de riesgo aumentó 13 puntos básicos, cosa natural si se considera que todo él es un primo de riesgo.

No importa que los jueces de la Gürtel hayan sacrificado la verdad a la apariencia sin apurar su propia lógica argumental. Si consideran que el testigo Rajoy no dijo verdad deberían haber abierto causa separada por falso testimonio. La sentencia de los magistrados De Prada y De Diego no se produjo según sus previsiones (quisieron anunciarla sin el voto particular, un disparate, dos días antes de la votación de los Presupuestos) pero el resultado en la práctica ha sido el mismo: ni los líderes políticos, ni la opinión pública ni la publicada, han reparado en ello ni han advertido diferencias entre la responsabilidad civil del partícipe a título lucrativo, que no cómplice, y la penal de los autores y sus cómplices, esas menudencias. Pozuelo y Majadahonda, rompeolas de todas las Españas. (Al llegar a este punto, el interés de los jueces en general y del par de la sentencia en particular, me lleva, con su permiso, a abrir una pieza separada en mi blog).

El resultado es que Rajoy es un dirigente amortizado, un toro listo para las mulillas, por mucho que estire el tiempo de la crisis. De momento tenemos una moción de censura improbable, a la que Sánchez suma los 71 votos prometidos de Podemos, aún a 20 escaños de la mayoría absoluta. No tendrá los cinco votos del PNV, diré por qué. La victoria de la moción de censura suspendería la tramitación de unos Presupuestos de los que tantas regalías ha obtenido y que el PSOE debería cargarse por mantener algo de coherencia con su voto negativo.

O sea que el voto del PNV a Sánchez le supondría, como dijo Andoni Ortuzar, colaborar en su proyecto nacional, un pourparler, pero habrá que mejorar las condiciones de Rajoy, no se conformarían con las mismas. Cambiar billetes por billetes no tendría sentido, salvo para un tonto nivel víctima de la estampita, y no es el caso. O sea, que para abrir boca, lo mismo que nos daba el PP y también dos huevos duros. Un suponer, algo que no pudieron sacar a Don Mariano: la retirada del 155. La segunda sería rizar el rizo de las pensiones. El sábado se manifestaron en Bilbao algunos miles de los pensionistas mejor pagados de España. Bueno, pues subir las pensiones, y en lugar de dos ponga tres, uno de ellos de oca.

Ciudadanos no aceptará. El pobre Sánchez no puede entender que Albert Rivera no quiera colaborar en una operación para llevarlo a La Moncloa, cuando las encuestas le dicen que es él, Rivera, el favorito. En realidad Sleepy Hollow solo puede contar con el apoyo de los enemigos de la España constitucional: Unidas-Podemos, cuyo secretario general pregunta a las bases si puede comprarse un chalet, pero no si puede secundar una moción de censura; ERC, PDeCAT, EH Bildu, 90 escaños en total, que con los 85 propios lo dejarían a uno de la mayoría absoluta. Si uno estuviera en el lugar de Podemos, los golpistas catalanes o los batasunos, se sumaría a la moción sin condiciones: ni siquiera retirar el 155; la recompensa estaría en el caos. Un Gobierno en esas condiciones sería imposible, pero a Sánchez lo que le importa es pisar Moncloa, pues eso le garantizaría la adhesión del partido, la querencia del pesebre. Y la pensión de ex presidente, llegado el caso.