Podemos, el Espíritu de Ermua y la degeneración de la vida política española

LIBERTAD DIGITAL 11/07/17
EDITORIAL

· Podemos, sus satélites y sus cómplices son la hez de la política española. El exacto opuesto de lo que significó el Espíritu de Ermua.

Hace veinte años, el secuestro y posterior asesinato del concejal popular de Ermua Miguel Ángel Blanco sacó a las calles a millones de españoles sin distinción de ideologías, que clamaron como nunca antes contra el terrorismo de la organización nacionalista vasca ETA. Por primera vez, la sociedad española tomó masivamente la calle para exigir el castigo de los culpables y pedir a las fuerzas políticas unidad para acabar con la banda terrorista. Así surgió el Espíritu de Ermua, extraordinaria fuente de legitimidad social y política que permitió poner en marcha las medidas más eficaces para acabar con ETA y su tan infame y crucial entorno.

Si en aquellos días de julio de 1997, cuando España entera lloraba el asesinato del joven concejal y lo convertía en un punto de no retorno en la lucha antiterrorista, alguien hubiera dicho que dos décadas después habría un partido como Podemos, volcado en el blanqueamiento de los criminales y en el ninguneo de la memoria de Miguel Ángel Blanco, probablemente habría sido tachado de loco. Y, sin embargo, eso es lo que nos depara hoy día la realidad.

Buena muestra de ello la tenemos en –quién iba a decirlo hace veinte años– el Ayuntamiento neocomunista de Madrid, tan dado a utilizar la fachada de su emblemática sede como un mural político pero que se ha negado a rendir homenaje en ella al joven concejal popular vilmente asesinado. Se trata del mismo Ayuntamiento que utiliza el callejero para perpetrar el más abyecto guerracivilismo y de los mismos personajes oprobiosos que no dudan en loar públicamente a repugnantes asesinos como Fidel Castro y sus secuaces bolviarianos.

Podemos, sus satélites y sus cómplices son la hez de la política española. El exacto opuesto de lo que significó el Espíritu de Ermua. No pueden ni podrán jamás manchar la memoria de Miguel Ángel Blanco, pero por desgracia sí son un fiel reflejo de la degeneración de la vida política nacional: ni en la peor de las pesadillas se podría haber concebido hace veinte años que tantos millones de españoles respaldaran a formaciones antisistema de esta calaña.