Podemos y los jueces

EL MUNDO 25/10/16
LUIS MARÍA ANSON

PABLO IGLESIAS se ha mesado la coleta con fruición porque piensa que, tras la abstención del PSOE, se alzará con la representación de la izquierda en el Congreso. Hace poco más de dos años era un político desconocido, un tertuliano menor y un presentador que se desgañitaba en el ignoto canal de televisión de sus angustias liminares. Hoy encabeza el tercer partido español y está presente en el poder legislativo con 71 diputados, mientras en el poder ejecutivo condiciona los gobiernos municipales de Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Cádiz y otros muchos. No reconocer esto sería instalarse en el sectarismo. No seré yo el que niegue la inteligencia en ebullición de Pablo Iglesias, su sólida preparación política, su sagacidad en el análisis y su oratoria incandescente. El líder de Podemos se ha convertido en uno de los políticos más destacados de la vida española. Ha sabido engullir al Partido Comunista clásico que estaba enmascarado en Izquierda Unida porque, tras la caída del muro de Berlín y la evidencia de la catástrofe del marxismo, los partidos comunistas europeos o desaparecieron o se ocultaron tras siglas piadosas.

Si Pablo Iglesias ha escalado lugares de relevancia en el poder ejecutivo y en el poder legislativo, sería absurdo ignorar que, conforme a la ideología que sustenta, no se haya ocupado de penetrar, más o menos enmascaradamente, en el poder judicial. Nadie, que yo sepa, ni en los medios de comunicación ni en las instancias políticas ha elaborado una relación de los jueces y magistrados de ideología podemita, también de las juezas y magistradas, sin que eso suponga, por supuesto, que se sujeten a la disciplina de Podemos porque a los jueces y magistrados, a las juezas y magistradas, se les debe suponer la independencia que exige la Constitución.

Sí sabemos que Pedro Yllanes, presidente de la Audiencia de Palma, que entiende en el caso Nóos, es hoy diputado de Podemos por Baleares. Y que al controvertido juez Castro, el hombre que prolongó hasta la náusea el mencionado caso en su desmedido afán de convertirse en juez estrella al estilo Garzón, le ofrecieron ser diputado por Podemos y no aceptó porque el Consejo General del Poder Judicial le prolongó su estado. ¿Cuántos jueces y magistrados más, cuantas juezas y magistradas, se mueven en el área ideológica de Podemos sin cuestionar, por supuesto, en lo más mínimo su independencia? La verdad es que acongoja la respuesta a este interrogante.

Aseguran las lenguas ofidias que el caudillo venezolano Hugo Chávez decidió vengarse del Rey Juan Carlos tras aquel espectacular y célebre «¿por qué no te callas?». La intervención del Monarca español en la Cumbre Iberoamericana de Chile alcanzó amplia repercusión internacional, abrió los telediarios de medio mundo, provocó un cachondeo inextinguible y generó, a izquierda y a derecha, el elogio de casi todos, desde Carlos Fuentes a Mario Vargas Llosa. Según algunas instancias, el dictadorzuelo venezolano decidió vengarse y alentó la financiación del partido de Pablo Iglesias con el objetivo, entre otros, de que se pudieran sustanciar acciones lesivas para la Monarquía española, sobre todo en el terreno judicial. Tal vez algún equipo de investigación periodística descubrirá lo que hay de verdad o de especulación en la penetración de Podemos entre los jueces y magistrados, entre las juezas y magistradas.