Tonia Etxarri-El Correo

Hay que hablar claro sobre Cataluña, siempre. En campaña, con mayor motivo

Se trata de ser influyentes. Como marcan tendencia los ‘influencers’ en las redes sociales. Pero en clave de campaña electoral. En esta contienda sin precedentes, hasta los candidatos nacionalistas se están envolviendo de poderosos argumentos para demostrar la importancia de los escaños ‘vascos’ en el Congreso. Donde siempre los hubo. Pero ahora, entre el miedo a los ‘ultra’ fomentado por el PSOE y el populismo, y entre el miedo a la ruptura en Cataluña puesto en solfa por el PP y Ciudadanos, la pelea por influir en el hemiciclo desde las minorías ya está servida.

EH Bildu, con dos diputados, no va a conseguir marcar tendencia. Pero como ha firmado alianza con ERC, se adelanta a los acontecimientos hablando de la fortaleza de un grupo de «izquierda soberanista». Un recado con dos destinatarios: a Pedro Sánchez para que cuente con ellos en vez de con la derecha independentista; y al PNV, con quien quiere medirse para disputarse el voto eficaz. Lo tienen difícil. Porque el PNV ya ha demostrado que es capaz de pactar en ambas direcciones y sus contrarias siempre que las contrapartidas sean sustanciosas. Pero esta puesta en escena de la izquierda abertzale ha puesto en guardia al partido de Andoni Ortuzar, que no se acaba de creer que EH Bildu y ERC formen grupo único. Creen que saldrían más perjudicados que si se mantuvieran en el grupo mixto. Por razones económicas y de visibilidad en las intenciones parlamentarias. Lo cierto es que este movimiento suena a marketing electoral del grupo de Otegi. Que sigue buscando hueco en esta campaña manipulando, de paso, la historia y fomentando el victimismo. A ver si con suerte, hablando de la derecha, la gente se olvida de que fue ETA quien mató, maltrató y persiguió a tantos ciudadanos inocentes en plena democracia.

Pero la configuración del nuevo Parlamento queda aún lejos. Los candidatos siguen enzarzados en los bloques. Sánchez, de momento, ha logrado que su socio Pablo Iglesias haya renunciado a presentarle batalla (resignado al desplome que preconizan los sondeos demoscópicos). A pesar de sus viernes de ‘gloria’ (el último lo utilizó para anunciar la mayor oferta de empleo público de los últimos once años), Cataluña se ubica en el frontispicio de la campaña. Al líder socialista no le interesa hablar del ‘procés’. En sus ocho meses en La Moncloa ha sido muy condescendiente con los secesionistas catalanes. Es una baza que le haría perder votos en el resto de España. Pero no podrá seguir mostrándose escurridizo con el desafío rupturista si tanto le molesta que sus adversarios le sitúen al otro lado de la Constitución. Sánchez tendría que decir algo más de su proyecto sobre una «España de las autonomías fortalecida». Con dar las gracias al imprudente Iceta no despeja las incógnitas. Dice que no habrá independencia en Cataluña, tampoco referéndum ni autodeterminación. ¿Y cómo piensa impedirlo sin aplicar el 155? Al PP y Ciudadanos sí les conviene, sin embargo, poner a Cataluña en el centro de la plaza. Para sembrar dudas sobre la disposición de los socialistas a seguir negociando con el equipo de Torra si les hiciera falta, de nuevo, su apoyo para gobernar.

Hay que hablar claro sobre Cataluña siempre. En esta campaña, con mayor motivo. No solo de las alianzas postelectorales. Cuando está en juego el marco constitucional los votantes tienen derecho a saber qué partidos están dispuestos a defender la unidad nacional. Y quiénes van a mirar hacia otro lado. Entre otros, los manifestantes que se movilizaron en Barcelona en torno a Societat Civil Catalana en contra del ‘procés’ están ahora desconcertados. Quienes entonces escucharon los vibrantes discursos de Borrell, cuando no era ministro, no saben a qué atenerse. Aquella mayoría que fue silenciada durante tantos años necesita oír mensajes claros. Sin omisiones engañosas.

El despliegue de intelectuales que va a realizar el PP en sus actos en Cataluña revela la intención de Casado de plantear una competencia directa a Albert Rivera en su propia tierra. Referentes constitucionalistas del nivel de Rosa Díez, Fernando Savater, Albert Boadella, Félix Ovejero, José María Fidalgo o Andrés Trapiello arroparán al PP en actos sin siglas en Cataluña. Desencantados del PSOE y distanciados de Ciudadanos. Todos ellos muy críticos con el PP en muchas ocasiones. Un plantel que indica la intención del PP de hacer una campaña transversal en defensa de la Constitución. Que hoy por hoy está en peligro.