PSOE y PP deben desbloquear ya la investidura de Rajoy

EL MUNDO 06/10/16
EDITORIAL

PODEMOS estar algo más cerca que la semana pasada de la formación de un Gobierno sin necesidad de acudir a las terceras elecciones en menos de un año. La traumática desaparición de Pedro Sánchez de la escena política ha eliminado una de las opciones que se barajaban en el futuro político a corto plazo del país: el intento de construir una mayoría parlamentaria alternativa a la de Rajoy y Rivera, que contara con los votos del PSOE, de Podemos y de los independentistas de ERC. Un Gobierno que hubiera supuesto un desastre para España, por las políticas económicas propugnadas por la izquierda radical y, sobre todo, por la incongruencia que hubiera supuesto el apoyo secesionista al Gobierno del Estado del que quiere separarse.

El PSOE ya no va a intentar ese Ejecutivo imposible y así lo manifestó ayer el portavoz de la gestora socialista, Mario Jiménez, al afirmar que «no hay posibilidad alguna de Gobierno alternativo. No hay más que dos opciones: elecciones sí o elecciones no». Elegir uno de los dos caminos es la decisión que tendrá que tomar el Comité Federal que muy probablemente convocará Javier Fernández a mediados de mes. En estos días es imposible sacar a ningún portavoz socialista la palabra «abstención» de su boca, pero todo parece indicar que ésa será la decisión: permitir la investidura de Rajoy, aunque la cúpula socialista tendrá que hacer juegos malabares para explicarlo a los militantes.

Sin duda, desbloquear la formación de Gobierno y que se ponga a rodar la legislatura es lo más conveniente para el país. Así lo hemos defendido desde este periódico y con el paso del tiempo se hace más perentorio. Ayer, el Fondo Monetario Internacional elevó las previsiones de crecimiento económico para este año, pero a la vez reclamaba un Gobierno «con capacidad» para pilotar «los ajustes que España tendrá que hacer en el futuro», para reducir el alto nivel de la deuda pública y domeñar por fin el déficit. Para ello, es imprescindible contar con unos Presupuestos para 2017 adecuados a las necesidades del país.

La hecatombe socialista del pasado fin de semana ha abierto un nuevo escenario, porque ahora el posible nuevo Gobierno depende, en primer lugar, de que el PSOE se abstenga y, después, de que el PP acepte esa abstención. Es una coincidencia general que en las condiciones actuales los socialistas no pueden someterse a otro proceso electoral. En el lado contrario, el PP puede tener tentaciones de aprovechar esa debilidad del PSOE para apostar por la celebración de esos comicios.

Creemos que sería un error no intentar hasta el último momento la investidura y ya se han oído voces en el PP que se pueden entender en ese sentido. Ayer, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, exigió al PSOE «un mínimo de garantías» para gobernar más allá del desbloqueo de la investidura, mientras que otros dirigentes del partido defendían que Rajoy sólo acudiera al Congreso si tenía la promesa de que la legislatura sería viable. El PP perdió el martes varias votaciones en la Cámara ante la mayoría parlamentaria representada por el PSOE, Unidos Podemos, ERC y Convergencia. El PP teme, con razón, que sin ese compromiso, la próxima legislatura sea un auténtico infierno para el Gobierno.

Desde luego, el PP tiene derecho a pedir al PSOE un compromiso que vaya más allá de la investidura que debería reflejarse en una negociación de los Presupuestos para 2017 y en la puesta en marcha de las reformas que todavía necesita el país, algunas de las cuales se contemplan en el pacto con Ciudadanos, como la de la educación y la de la Justicia. Pero a la vez, debe ser consciente de que ese apoyo significa negociar con los socialistas esas medidas si quiere contar con una cierta estabilidad.

A pesar de que, como decimos, han cambiado algunas condiciones, ir a las terceras elecciones sería otro fracaso de la clase política que añadir a los anteriores. En el mejor de los casos supondría retrasar cuatro o cinco meses la formación del Gobierno y alargar más de un año el periodo de interinidad. Se agotan los plazos y, de nuevo, hay que apelar a la responsabilidad de los políticos para conseguir un Ejecutivo estable. El PSOE debe facilitar la investidura de Rajoy y el PP aceptar que su minoría parlamentaria le obliga a consensuar las grandes líneas de la política en los próximos años.