¿Qué diría hoy Juanmari?

IGNACIO LATIERRO CORTA, EL CORREO – 29/07/14

Juan Mari Jauregi
Juan Mari Jauregi

· Hoy se cumplen 14 años del asesinato de Juan Mari Jauregi. ETA lo ejecutaba con dos disparos en la nuca cuando se encontraba sentado en una de las mesas del bar restaurante Frontón de Tolosa y haciendo una de las cosas que más le gustaba, conversar y charlar, en este caso en compañía del periodista Jaime Otamendi, con quien mantenía una estrecha relación.

Sus amigos siempre le tendremos en el recuerdo y, tal como lo hemos hecho a lo largo de 13 años, nos volveremos a juntar este día. Ahora, afortunadamente, desaparecida la amenaza totalitaria de ETA y de sus muchos jaleadores y chivatos, podemos celebrar este encuentro en unas condiciones de tranquilidad que durante más de 11 años no han sido posibles cuando nos teníamos que reunir protegidos por la policía y escoltas, con perros olfateadores de explosivos o con desinhibidores de bombas. Pero siempre quisimos que nuestro homenaje fuese público, porque era nuestra manera de ser fieles a la memoria de Juanmari y de continuar su lucha contra el miedo y a favor de la libertad.

Está por escribir esta historia, en este caso, la de los 40 años nefastos de ETA. Y para ello es fundamental no olvidar cómo ha sido nuestro pasado reciente y seguir proclamando que al igual que Juanmari, cientos de personas fueron asesinadas, y muchos vascos vivieron durante años bajo la amenaza de la muerte, el secuestro, el chantaje y el miedo con los que ETA quería imponer su proyecto totalitario. Juanmari en vida solía destacar el valor de los amigos de Sebastián Aizpiri, hostelero de Eibar asesinado doblemente por ETA –primero el asesinato; luego la campaña de difamación hacia el asesinado– cuando anualmente escribían un artículo en prensa para reivindicar a su amigo y denunciar su asesinato. Pues como los amigos de Aizpiri, los amigos de Juanmari nos seguiremos reuniendo para recordarle a él y lo que ha sido el pasado reciente vasco.

Recordaremos todo lo bueno de Juanmari, y entre todo esto, pasión por la política, su compromiso por construir una sociedad más libre, más justa, más democrática, más solidaria, todo ello tomado como un ejemplo y una obligación moral que sus amigos estamos en la necesidad de seguir.

Y como todos los años nos preguntaremos qué diría él del momento actual. Sin duda su primera preocupación sería las consecuencias de la crisis económica, el aumento de la pobreza y las desigualdades sociales, y el desmantelamiento del Estado del Bienestar. Seguro que aquí estaría preocupado por la renovación del discurso de la izquierda y por la necesidad que tiene ésta de responder a los desafíos causantes de tanto dolor: la globalización de la economía, el triunfo del capitalismo financiero, la pérdida de poder de los estados como intermediarios entre el capital y las mayorías sociales, el envejecimiento de la población, las dificultades de mantener el Estado del Bienestar.

Juanmari viviría con pasión el debate actual sobre la crisis del sistema político español. Como hombre experimentado en el intento de cambiar la sociedad desde las instancias de poder, seguro que no estaría de acuerdo con afirmaciones muy en auge entre la izquierda española y vasca actual como las que dicen que la Constitución y el Estatuto de Autonomía vigentes son «una metamorfosis del franquismo», unos «papelitos» o el resultado de unos pactos entre las élites que excluyeron al pueblo. Al contrario, defendería la importancia de estas dos herramientas como las bases que han permitido que vascos y españoles hayamos alcanzado una alta calidad de vida desde la convivencia entre diferentes. Y por supuesto la necesidad de reformarlas en la misma medida que la sociedad lo solicita: seguramente Juanmari estaría por caminar hacia un Estado federal, por la reforma de la Justicia, la ley electoral y la de los partidos políticos.

Frente a lo que se dice hoy en día, la Transición no supuso un olvido del pasado. Los represaliados del franquismo nunca olvidaron su pasado. La Transición se lleva adelante porque aquellos que eran niños en la Guerra Civil llegan a 1975 con 55 años. Son conscientes que tras Franco hay que construir una sociedad democrática como las del resto de Europa donde todos tengan cabida: desde los comunistas encarcelados hasta lo hijos del régimen. Todos tuvieron una gran altura de miras. Decidieron superar el dolor vivido en la guerra y los 40 años posteriores porque más importante que el dolor era crear un nuevo marco político de futuro para sus descendientes.

Juanmari seguramente así viviría el momento actual en la sociedad vasca. Tras la derrota de ETA con los instrumentos del Estado de Derecho, nos diría que no es bueno mirar al pasado continuamente, pero eso sí, sin olvidar nunca lo que ha sido la historia reciente, ante todo memoria y dignidad para las víctimas del terrorismo etarra. Nos pediría altura de miras, nos pediría un esfuerzo para construir una sociedad en la que el adversario político nunca sea considerado un enemigo, una sociedad donde la diversidad de ideología e identidades sea considerada como algo normal y enriquecedor. Y seguramente Juanmari pensaría que si ETA y sus inspiradores decidieran su disolución total y el reconocimiento del daño causado –o lo hicieran sus militantes de forma individual, rompiendo sus lazos con la banda– la sociedad democrática actuaría con generosidad e inteligencia, contribuyendo a la consolidación de la convivencia.

De estas cosas y de muchas más hablaremos hoy, 14 años después del vil asesinato de nuestro amigo: «Juamari inoiz ez zaitugu ahaztuko».

 
FIRMAN TAMBIÉN ESTE ARTÍCULO JOSÉ MARI VILLANUEVA TELLERIA, OSCAR RENEDO NIETO, JOSÉ IGNACIO ASENSIO BAZTERRA, PABLO PARRA MORENO Y 40 COMPAÑEROS MÁS.