Ramón Tamames: «Para que gobierne la izquierda no veo la astucia que hace falta»

Entrevista RAMÓN TAMAMES – EL MUNDO – 07/01/17

Ramón Tamames
Ramón Tamames

· El economista Ramón Tamames (Madrid, 1933) ha hecho el viaje del comunismo a la religiosidad (que a veces es no moverse del sitio) ejerciendo de hombre notable por el camino. La historia de España en el último medio siglo pasa por él. Tiene más de una veintena de libros, desde diccionarios de economía y ensayos sobre la crisis global hasta un estudio personalísimo de la llegada de Podemos.

Alrededor de una mesa con mucho ajuar de cajitas de plata y frente a una fotografía de su padre con Picasso (firmada y tuneada por Picasso), Ramón Tamames repasa, con inteligencia e ironía, un presente que no es ya tan excitante como su pasado. Es lo que tiene vivir con la intensidad de seis vidas.

Pregunta.– Usted lleva tiempo defendiendo la idea de una gran coalición política entre PSOE y PP. ¿Se parece su propuesta a este Gobierno de ahora?

Respuesta.– No es esto. No. Nunca las cosas resultan como uno las plantea, pero en el fondo hay un espíritu de coalición aunque sea quizá pronto para decirlo. El PSOE está en una situación muy triste y difícil. Muy al margen. Lo que sí está claro es que hay una coalición entre Rajoy y Albert Rivera. Aquellos 150 puntos para la mejora de España que firmaron Ciudadanos y PP son muy interesantes. Y de esos 150 puntos, 100 coinciden con las 200 medidas que habían pactado con el PSOE. Así que hay una buena base para hacer un programa que tenga en cuenta a los tres actores en función en esta legislatura. Veremos.

P.– ¿Y será duradero este juego a tres?

R.– Tendrá que serlo. Rajoy está por la idea de mantener el Gobierno cuatro años y no creo que en mayo haya opción a que tengamos moción de censura. Este no va a ser el tiempo de otro Pacto de La Moncloa, pero sí de pactos.

P.– ¿La durabilidad del Gobierno depende de la fragilidad del PSOE?

R.– De algún modo, sí. Esto le da al PP un compás de espera favorable. Pero hay un límite en todo que es la negociación con Bruselas, desde donde nos observan muy atentamente. Rajoy presenta los Presupuestos como un parapeto de seguridad.

P.– ¿Cómo superará el PSOE su propio naufragio?

R.– Lo tienen complicado. Hace años Andalucía y Cataluña eran su granero. Pero el asunto de Cataluña se lo pone muy difícil al socialismo. Miquel Iceta intentará formar una izquierda con Podemos y sus distintas manifestaciones. Eso marca una posición negociadora muy difícil para Javier Fernández, responsable de la Gestora.

P.– ¿Y respecto a Andalucía?

R.– Esa es otra canción. ¿Susana debe tener el liderazgo absoluto o es prematuro? ¿Y si no, qué otro candidato hay en las filas del PSOE? Ya no hay grandes figuras en el partido. Patxi López está de retirada, no tiene un carácter de gran luchador. Guillermo Fernández Vara tiene muchas ganas y es posible que salga como opción, tiene buen carácter y es negociador. Pero hay poco más. Luego está la incógnita de Pedro Sánchez, al que no se le puede negar que es tenaz.

P.– ¿Es un problema Sánchez en el PSOE o está amortizado?

R.– Creo que sigue siendo un problema. Los barones y grandes mentores en el partido lo tienen muy claro.

P.– ¿Y Susana Díaz es solución de algo?

R.– Aparte de que tiene buena cabeza y buenas formas, no tiene un gran predicamento como líder nacional. Lo digo con respeto. Pero cuenta a su favor que Sánchez ha ido demasiado deprisa.

P.– ¿Qué tipo de oposición pueden ser los socialistas con la abstención pactada en esta legislatura?

R.– Muy poca pueden hacer. Es muy difícil apartarse de lo que han hecho. Y el jefe del Eurogrupo no va a dar muchas facilidades en lo económico, así que el PSOE tiene poco margen de acción. El sentir general es que Europa ha dado muestra de generosidad con la multa cero y a cambio de eso esperan que nos adaptemos. PSOE y Ciudadanos tendrán que apoyar la negociación con la UE, tú me dirás qué margen de maniobra tienen ahí. Y luego está la realidad española, que marcará también el itinerario.

P.– ¿Qué es lo más urgente que debe atender este Gobierno?

R.– Los Presupuestos y el acuerdo con Bruselas. Hay que plantearse también el tema de las pensiones. Este país envejece muy velozmente y el Fondo de Garantía no da para más. Estamos saltándonos los principios básicos de la Seguridad Social, que es retributiva. Y políticamente el problema más grave es Cataluña, donde se está siendo realmente ineficaz. A ver si comienzan las inhabilitaciones, que es ya la última forma posible.

P.– ¿Pero se puede negociar en este sentido una reforma de la Constitución?

R.– Se puede, pero sin establecer discriminaciones favorables para Cataluña porque eso no lo toleraría nadie. Aunque es posible negociar otras cosas. Yo propuse, por ejemplo, llevar el Senado a Cataluña. Y también el Ministerio de cuestiones territoriales. Los catalanes son lo suficientemente listos para generar unas ventanas abiertas para todos y por ellas salir airosos de este laberinto del proceso de desconexión. Son gente muy capaz.

P.– ¿Cree que la negociación entre el Gobierno y Cataluña es la salida?

R.– Sí. Y propondría una comisión constitucional para el asunto.

P.– Usted hace años proponía una Ley orgánica de resolución de conflictos territoriales.

R.– Y en esa idea me mantengo. Pero hay que tener ganas de hacer las cosas y Rajoy no tiene ninguna de ir por esa senda.

P.– ¿A esa propuesta de ley se sumaría Podemos?

R.– Ellos están por el derecho a decidir, que les ha dispensado muchos votos. Aunque también es cierto que no se han manifestado a favor de la independencia.

P.– Y ahora hay una serie de leyes a revisar a fondo, como la de Reforma Laboral.

R.– Esa ley ya ha cumplido su misión. Aunque no hicieron un estudio a fondo de la pobreza y del mercado laboral. No tenemos ni idea de lo que está sucediendo en el ámbito laboral. Deberían ponerse de acuerdo, pues no es posible negociar con los casi seis millones que alguna vez señaló la EPA que con los más de tres que ahora dicen que hay. Tiene que haber una Seguridad Social que incentive la vuelta al trabajo y que sea susceptible de menor fraude. Y debemos hacernos a la idea de que durante mucho tiempo vamos a tener trabajo temporal. Eso es inevitable. Necesitamos fórmulas de contratación y creación de empleo más flexibles. Creo que Rajoy tiene también en este ámbito la posibilidad de demostrar que es un político de verdad. Y no olvidemos la ley de financiación de las comunidades autónomas, que necesitan un cirujano de hierro que establezca que no puedan hacerlo todo las comunidades… Hay mucho por resolver.

P.– ¿Cree que ésta es la legislatura de la regeneración?

R.– Lo que no hay duda es que hay que ser más severo con la corrupción. Y en esto Albert Rivera ha sido excesivamente generoso con el PP. Muy pronto la presunta corrupción dejó de ser la condición suprema para formar un Gobierno con Rajoy, que aún esperamos que conteste a este asunto de forma rotunda. ¿Están ya todos los casos de corrupción en manos de los jueces? Qué va. Hay mucha más que aún desconocemos, gente que ocupa altos cargos en el PP todavía nos darán sorpresas. Y también en el PSOE, claro.

P.– ¿Considera que España está recuperada?

R.– Depende a lo que se refiera. Pero sólo por citar algunos asuntos pendientes, tenemos estos retos: el asunto de las nacionalidades, el de la terrible financiación autonómica, los retos presupuestarios y el medio gas de la dependencia, los salarios bajos, el empleo precario… Es tremendo. Y aun así el país funciona. Y hasta nos vamos cuatro días de puente con pasmosa agilidad… Aunque a la vez tenemos hoy los mejores empresarios de nuestra historia y el 46,5% del negocio del Ibex35 está en el exterior. Eso quiere decir que hemos logrado ser un país competitivo. A la vez, las infraestructuras tienen un alto nivel. Todo el mundo tiene posibilidades de educarse. Y los sindicatos han sabido hacer las cosas. Miremos a la industria del automóvil, que hace 10 o 15 años parecía decaer. Por fin tenemos buenos empresarios y si se les deja hacer tenemos mucho recorrido por el lado de la internacionalización. Lo que no podemos es volver al ladrillo especulativo.

P.– ¿Podemos es un partido comunista?

R.– Es que el comunismo ya no es lo que era. En mi época era una fuerza con dogmas, aunque no los practiqué nunca. Hice una vida muy independiente desde dentro del partido. Que ahora diga Pablo Iglesias que es ateo y de inspiración comunista no aclara demasiado. Tiene algo de chorrada. Hoy los partidos se juzgan en función de otras cosas, aunque es cierto que les hace mucho daño el que se haya sabido que alguna financiación llegó de Venezuela.

P.– ¿Qué papel puede jugar Podemos en esta legislatura?

R.– Ahí está el dilema. Y tiene que ver con ese otro dilema de la relación entre Iglesias y Errejón. Veremos qué sucede si Pedro Sánchez opta por ir a primarias del PSOE, porque eso podría provocar un giro nuevo en la estrategia de Podemos. Están en un momento inquietante y Rajoy aprovechará esta legislatura para machacarlos, aprovechando la exhibición de su fragilidad interna. Algo que a la vez impide al PSOE plantearse una compañía como Podemos. En este sentido, todo está muy en el aire.

P.– ¿La izquierda en España, qué es?

R.– Antes de la guerra las clases medias en España sumaban un 30%; la oligarquía integrada por la Iglesia y el Ejército no sumaba más del 3% de la población; y el resto era proletariado. Lo decía el propio Calvo-Sotelo: «En España el sufragio universal es la vía de la revolución». Eso empieza en febrero del 36 con el triunfo del Frente Popular y aún estamos discutiendo este asunto. Pero a lo que vamos: España es un país de clases medias. El 70% de la población, más o menos. Y eso dificulta la posibilidad de gobierno de los partidos de la izquierda manifiesta, de ahí que Pablo Iglesias hable tanto de transversalidad. Sabe que los votos están cada vez más en los márgenes. Para que gobernase la izquierda de Podemos y, en parte, del PSOE requeriría de una astucia que no veo por ninguna parte. La izquierda lo tiene aún muy difícil en España.

P.– ¿La Europa que tenemos hoy hacia dónde camina?

R.– Lo que hay que preguntarse es qué sucedería si no tuviésemos la UE. Seríamos minúsculos. El problema es que no nos creemos nuestra capacidad de dominio y nuestra fuerza de conjunto. Lo del Brexit ha sido el despiste de los europeístas que no se registraron para votar, además de que en Inglaterra aún sobrevive un sustrato imperialista. Pero Europa es más que necesaria.

P.– ¿Queda algo en usted del comunista que fue?

R.– Bueno, nosotros fuimos unos jóvenes probablemente ingenuos. Ingresé en el año 56, después de pasar por la cárcel. Y a los cuatro años de su legalización abandoné el partido. El PCE había sido necesario para una cierta lucha antifranquista, que no resultó muy eficaz. Los que estábamos allí creíamos de verdad en la democracia… En mí queda un cierto respeto por el análisis marxista. El Manifiesto comunista sigue siendo el documento político más impresionante de su tiempo. No es útil para Europa, pero en los países menos desarrollados tiene una cierta vigencia. También es importante el método de análisis y mantengo el respeto por muchos hombres y mujeres que fueron verdaderos luchadores. Algo que, por otro lado, no oculta la evidencia de tantos errores injustificables: pienso en China o en los años de Stalin. Y también queda en mí la certeza de que todos debemos tener las mismas oportunidades. Ese es el principio que debería estar por encima de este capitalismo que Paul Samuelson llama «sistema mixto». Un capitalismo cuyo 38% lo maneja el Estado.

P.–¿Y cómo pasó del comunismo a la religiosidad que hoy practica?

R.– Yo tuve una enseñanza cristiana. En el Liceo Francés estudiaba religión y esa educación no se te acaba de ir nunca, como algunos tics del PCE. Hace unos años comencé a estudiar asuntos de física avanzada, de mecánica cuántica, de cosmología, y aquellas lecturas me hicieron comprender que no puedo concebir el universo desde el azar y la necesidad. Creo que existe una inteligencia superior que ordena todo esto. Lo que no puede aceptarse es que se decrete sin más el ateísmo. Hay que seguir discutiendo… Estoy muy tranquilo buscando por ahí.

P.–¿Va a misa?

R.– No tengo la costumbre.

Ramón Tamames. Tiene 83 años y fue un activista político en la universidad de los años 50. Forma parte de la historia del Partido Comunista de España Fue elegido diputado por Madrid en 1977 y 1979. Es un economista de prestigio con más de 20 títulos publicados.