Reformistas a nuestro ritmo

JORGE BUSTOS – EL MUNDO – 12/02/17

Jorge Bustos
Jorge Bustos

· «Del cielo caen bastantes pocas cosas», advirtió ayer Rajoy a los jóvenes de su partido. Fue la intervención más pedagógica del día, plena de esa retórica pancesca que teje a base de refranes y tautologías y que no servirá para hacer una revolución, pero al menos acompaña en los días fríos como la batamanta de una tía abuela. «Vosotros sois el futuro, cosa que entiende cualquiera. Libros, caminos y vida dan la sabiduría. Hablad bien de España y de Europa, que ya hablan mal muchos chisgarabises».

Luego les dio las gracias por dedicarse a la política –a diferencia de lo que hago yo, pudo añadir– y terminó recomendándoles que tampoco se entusiasmen demasiado, que lo mejor es no depender de nadie. Pues ya nos dirás qué charranes hacemos aquí si nadie piensa colocarnos, debió haber replicado la muchachada; pero optó por aplaudir a rabiar.

Es esta cachazuda manera de enfriar las expectativas la que ha convertido a Mariano Rajoy en el mayor antipopulista de Occidente. Rajoy es capaz de echar vaho mientras le caen encima los vítores calientes de su propia proclamación. Tiene los nervios tan templados que cuando duerme, las ovejas le cuentan a él.

Más delicado que contar ovejas es contar votos a mano alzada cuando la enmienda que prohibía la acumulación de cargos no sale tan vapuleada como estaba planeado. Pero el PP es como aquel escritor muy seguro de sí mismo que sentenció que una mala crítica puede amargarte el desayuno, pero nunca el almuerzo. Y a esa hora ya habían sacado pecho media docena de dirigentes. Para la merienda, hora prevista del discurso del líder, el escenario estaba perfectamente barrido.

Cuando la división castiga a otros partidos y las enmiendas crecen en el propio, el aparato vela por el tesoro de la unidad con la socorrida herramienta de la transacción. Toda discrepancia llegó atenuada a las votaciones gracias a un ejercicio de negociación que opera por matiz y yuxtaposición. El problema es que las cuestiones morales admiten mal la componenda. Solución de Maroto: la familia es pilar de la sociedad y el derecho a la vida fundamental, pero nada de instar al Gobierno a desmontar la ley Aído; la gestación subrogada merece un debate riguroso, pero sin fecha fija. Ya se sabe: lejos de un partido de gobierno la funesta manía de definirse.

La misma técnica aplicó Maillo en la ponencia de estatutos, cuyo mejor fruto es la elección del presidente a doble vuelta, a medio camino entre las temidas primarias y el coro búlgaro. También Arenas transaccionó el aznarismo y el marianismo apelando a un animal mitológico llamado «José María Rajoy». Va quedando claro que el PP es: centro, derecha, municipalista, diputacional, renovador, previsible, familiar, LGTBI, español, plurilingüe, periférico, liberal, conservador, individualista, igualitarista, laico y humanista cristiano. No es mal truco para la Caja Mágica, pero luego no pueden acusar a C’s de veletismo atrapalotodo. Rajoy lo clavó con una modesta paráfrasis de los Blues Brothers (el color corporativo): «Reformistas a nuestro ritmo».

Tuvieron su momento el gracejo del perenne Arenas. La medida proyección de Feijóo, padre en ciernes y heredero presunto. El decibelio cultural de Levy y la elocuencia cuajada de Casado. La continuidad de Cospedal y el segundo plano de Soraya. El vídeo cursilón, tremolante de patriotismo. El clímax se registró a las 18.20, cuando Rajoy subió al atril con la memoria sentida de los momentos críticos, del desahucio prematuro, y antes de confirmar a su equipo decidió reivindicarse a chorro: «Estoy aquí desde 1977, pero todavía puedo dar mucho más». He estado en todas partes. Lo he sido todo. Las lecciones de democracia de los recién nacidos me las paso por la cinta de correr. Estuvimos en la Transición. Estuvimos en el euro. Estuvimos en la recuperación. El empleo no se crea a voces ni prometiendo el paraíso para esta misma tarde. Seamos serios. Dejadme el timón otra temporada. Porque el partido permanece y las personas pasan. Menos Rajoy.

JORGE BUSTOS – EL MUNDO – 12/02/17