Salir de cuentas

EL MUNDO 03/05/17
SANTIAGO GONZÁLEZ

Hoy comienza un Pleno en el Congreso que anuncia entretenimiento, tanto más cuanto que es de duración imprevisible. Se han presentado siete enmiendas a la totalidad, a saber: PSOE, Unidos-Podemos y sus mareas, mechas y extensiones, ERC, PDeCAT, Compromís, EH Bildu y Nueva Canarias.

Todos los citados suman 175 escaños, los mismos que reúnen el PP, Cs, el PNV, CC, UPN y el Foro Asturias. Es probable que en el frente del No, todos los grupos voten todas y cada una de las siete enmiendas a la totalidad. El PSOE ya ha anunciado que piensa votar todas, y Podemos, que quiere convertir el Pleno en antesala de la moción de censura, ese sueño húmedo de su secretario general, con mayor motivo.

Si sus señorías no se equivocan al votar, que es mucho suponer. Moncloa ya les ha alertado sobre la necesidad de estar despiertos y es de suponer que en la oposición harán otro tanto, que la gracia de Dios se suele repartir con ecuanimidad en el Pentecostés del Congreso. Errejón se abstuvo por error en la votación de la estiba y Pedro Sánchez votó a favor de la reforma de la Ley del Aborto que planteó el PP hace un par de años. Imaginen el despiste que pueden tener la portavoz Montero y el pobre Alberto Garzón, hasta aquí pueden leer.

Si se da el empate en cada una de las votaciones de las siete enmiendas, habrá que repetir la votación hasta dos veces, y si a la tercera no va la vencida y subsiste el empate, la enmienda decaerá. Así las cosas podríamos estar ante 21 votaciones, además del lío que supone confundir el Pleno de los Presupuestos con la moción de censura o con el Debate del estado de la Nación, porque los grupos de la oposición están planteando sus intervenciones con la corrupción como argumento, más que cuestionar las cuentas de Montoro. La técnica presupuestaria se revolucionó mucho durante la era Ibarretxe. En Euskadi llegaron a votarse por partidas, con lo que Batasuna votaba sí a algunas partidas de gasto social y no a las destinadas a la Ertzaintza.

Algo así podría pasar con las cuentas de Montoro. Uno de los misterios gozosos de este asunto era, aparte de la posibilidad de yerros, el disputado voto del señor Pedro (Quevedo), diputado de Nueva Canarias.

Quién me compra este misterio, adivina, adivinanza, Quevedo ha presentado una enmienda a la totalidad, que como su propio nombre indica, quiere decir que estas cuentas mejor tirarlas y elaborar otras con distintos criterios. Pero hete aquí que si el Gobierno le afora 480 millones para su circunscripción, se le desvanecerán todas las críticas y los votará como si fueran una obra maestra en la historia de los presupuestos españoles.

Excuso decirles lo que nos habrán costado los cinco votos del PNV: más dinero contante, pagar menos por el Cupo y algunos gestos políticos, que ya nos explicarán, porque este negocio se perfecciona para presumir ante la peña. En cada líder local hay un Natalio Rivas, diputado granadino que cuando llegaba a su circunscripción era aclamado por sus paisanos: «¡Natalico, colócanos a tós!». A ver quién acaba con esto.