Sánchez en el rastrojal

IGNACIO CAMACHO – ABC – 30/04/16

Ignacio Camacho
Ignacio Camacho

· Sánchez considera un error no haberse postulado desde primera hora, cuando decidió esperar a que Rajoy se estrellara.

El día en que Compromís presentó su propuesta contra reloj de Gobierno «a la valenciana», un escalofrío de estupor envolvió a los barones del PSOE; temían que Pedro Sánchez les hubiese hecho la pirula a sus espaldas. Durante unas horas, las que tardó Pablo Iglesias en bajar la persiana, los disidentes socialistas y sobre todo Susana Díaz llegaron a pensar que el candidato había negociado un acuerdo a la desesperada.

Lo que les alivió no fue la ambigua respuesta de Ferraz sino la humillante exigencia del líder de Podemos, a quien tal vez Errejón y Mónica Oltra sí puentearon a ver qué pasaba. Puede que los adversarios internos de Sánchez nunca lleguen a saber del todo hasta qué punto estaba involucrado en la maniobra sorpresa de esa mañana.

En cualquier caso, el secretario general se avino a su pacto con el partido y con Ciudadanos; mantuvo su palabra pero a partir de ahora empieza otra partida. Sánchez va a diseñar al mismo tiempo su estrategia de campaña y la de la noche electoral, que será su punto crítico de supervivencia porque es el momento en que Díaz lo esperará con la espada de descabello.

Si Podemos lo sobrepasa o pierde un solo escaño respecto al 20-D está liquidado; la presidenta andaluza exigirá en el acto su renuncia. Pero si logra mantener o mejorar sus números saldrá a anunciar una candidatura antes de que su rival mueva pieza; ofrecerá sobre la marcha el Gabinete de coalición de izquierdas que en estos cuatro meses no ha podido armar porque los suyos le ataron las manos antes de que pudiese levantarlas.

Sánchez considera un error no haberse postulado desde primera hora, cuando decidió esperar que Rajoy se estrellara. Aunque el quiebro posterior del presidente le permitió mantenerse vivo, los susanistas y la vieja guardia aprovecharon el tiempo muerto para urdir el modo de encapsularlo en un pliego de condiciones que no podía cumplir. Ahora no les piensa conceder, si tiene opción, esa oportunidad. Entre otras razones porque sabe que ellos tampoco están dispuestos a dársela.

Claro que para eso necesita volver a superar a Podemos, que le ha planteado el crucial desafío por la hegemonía de la izquierda. Más que a Rajoy, que circula por un carril separado, en las próximas elecciones Sánchez se tiene que enfrentar a la vez a Iglesias y al susanismo, que ahora quiere a Eduardo Madina en el Congreso para garantizarse una silla caliente, un relevo transitorio.

Cuando el candidato denuncia, con retórica electoralista, la «pinza» entre los populistas y el PP omite la cruel paradoja de que en realidad la fuerza morada ha actuado, en su intransigencia al pacto, como aliada objetiva de una parte del PSOE. La que acaso haya establecido bajo cuerda la gran coalición blanda que le ha impedido convertirse en presidente. La que le aguarda con intención de arrastrarlo por los primeros rastrojales del verano.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 30/04/16