Solo el dolor

EL MUNDO 17/01/17
ARCADI ESPADA

EL PARLAMENTO ruso ha aprobado en primera instancia una ley que convierte en falta lo que antes era el delito de dar una paliza al cónyuge, al padre o al hijo, variantes del miserable abuso que a veces distingue al más fuerte. En Rusia no hay cifras oficiales y actualizadas de esa violencia, pero según leo en eldiario.es los últimos datos facilitados por el ministerio de Interior en 2008 daban entre 12.000 y 14.000 mujeres asesinadas al año por sus parejas. Rusia tiene 146 millones de habitantes. España tiene cerca de 47 y la media aproximada de muertes en España por la misma causa, y a partir de 2008, es de 60. Dejo a la devastadora demagogia imperante sacar la cuenta. Tengo otro encargo derivado y afecta a todos los que aún observan sin angustiosa vergüenza por el género humano portavoz la experiencia del comunismo.

El comunismo fue, y es, un absoluto fracaso económico. La mayoría de análisis sobre su caída tiene que ver con la imposibilidad de sostener un modelo donde la planificación, la burocracia y la corrupción imposibilitaban cualquier prosperidad. Pero lo realmente estremecedor de la experiencia, vinculado, probablemente, a la catástrofe económica (¡la infalible sobredeterminación!), es su fracaso moral. Los países de la Europa occidental son mucho más prósperos que los del antiguo bloque comunista. Es difícil calcular cuántas décadas serán necesarias para que el nivel de vida de uno y otro lado siquiera se aproxime. Pero es que, además de más eficientes, los países capitalistas son más libres y justos, y la moral colectiva presenta una indiscutible superioridad. Esto es especialmente llamativo si se consideran los casos de España, Grecia y Portugal, países también sometidos a largas dictaduras por donde, sin embargo, fluyó mejor la modernidad moral.

La libertad, la justicia y los derechos de las personas están hoy amenazados sobre todo en el Este de Europa. Es allí, desde el asedio de Sarajevo, donde la intolerancia racista, nacionalista y religiosa se exhibe con la mayor impunidad. Los que la aplican son políticos y ciudadanos que crecieron en un régimen comunista, allí donde la solidaridad y la igualdad entre las personas debían ser el pie forzado de toda acción. No. El dolor es la única herencia. Y el único sentido que deben tener las amenazantes conmemoraciones del centenario de la Revolución de Octubre.