ABC-LUIS VENTOSO

Viene otra crisis y nos va a pillar con el peor Gobierno posible

ESTA semana pasa por ser la más festiva del año y la que pilla a mayor número de españoles bronceando la panza al sol (Sánchez incluido, por supuesto, tras culminar con gran éxito las negociaciones para formar un Gobierno estable). Nos encontramos sumidos en las profundidades del mítico ferragosto, con las mentes felizmente dispersas, incluso un poco embotadas por ese estado de permanente semiboligón tantas veces aparejado al parrandeo estival. Resulta probable que en el planeta del chiringuito y la toalla tal vez haya pasado desapercibido que esta semana ha sucedido una noticia muy importante, que dentro de unos meses afectará a nuestras vidas diarias. Resumiendo mucho es esta: los expertos dan por sentado que vamos de cráneo a otra crisis.

Es cierto que los economistas arrastran fama de agoreros. Un viejo chiste los define como ese gremio que ha acertado diez de las dos últimas crisis. Pero esta vez parece claro que se acumulan los peores indicios. Si usted está ahora mismo ventilándose una caña en un chiringuito y lee arrullado por el rumor de las olas, lo que sigue no le resultará la lectura más amena. Sin embargo es relevante. El jueves, el interés del bono estadounidense a 30 años cayó por debajo del 2% por primera vez en su historia. El miércoles, el día anterior, había llegado la gráfica que hizo temblar a los economistas: la rentabilidad del bono USA a dos años superó a la del bono a diez. ¿Por qué dieron un respingo los especialistas? Porque en los últimos cincuenta años cada vez que se dio esa circunstancia, acto seguido llegó una recesión. Y hay más: Alemania se ha trabado, con caída del 0,2% en su PIB del segundo trimestre; en Estados Unidos se hunde la confianza e inversión empresarial; las cifras del comercio global son negativas; el dato manufacturero chino ha sido el peor en 17 años. El FMI estima un crecimiento mundial este año del 3,2%, el más bajo desde la recesión de 2009. Toda esta fiesta se adereza además con el picante de la errática guerra comercial de Trump y China y con la majadería del Brexit, bien espoleada por el nacionalista irresponsable Boris Johnson. Pero que no cunda el pánico. Nuestras ministras Montero y Calviño, tal vez en un homenaje posmoderno al zapaterismo, han anunciado esta semana que revisarán las previsiones españolas… ¡al alza! Olé.

Pregunta retórica que jamás encontrarán en el CIS de Tezanos: con semejante galerna en lontananza, ¿considera usted que lo más adecuado para España es que la gobiernen Pedro, el de los alegres «viernes sociales», y Pablo, el del jovial analfabetismo numérico? Pues a eso vamos, ahora o en noviembre. A no ser que Rivera entre en razón y acepte apoyar a Sánchez para poder controlarlo, o que admita la fórmula España Suma, sea generoso y se alíe con el PP para ofrecer en noviembre una alternativa liberal basada en el realismo económico.

Con Pedro y Pablo en el puente, avante toda rumbo al iceberg. Eso sí, la orquesta del Titanic seguirá tocando hasta el final el meloso vals del progresismo.