SANTIAGO GONZÁLEZ-EL MUNDO

Tengo ante mí una foto a la hora de escribir esta columna. En ella se ve a tres parlamentarios de Euskal Herritarrok sentados en sus escaños: Jon Salaberria, Arnaldo Otegi y Josu Ternera. Los dos primeros se vuelven obsecuentes hacia Ternera y le ríen alguna gracia. Urrutikoetxea permanecía en fuga desde 2002, cuando el Tribunal Supremo lo procesó por el atentado de la casa cuartel de Zaragoza que dejó 11 muertos, seis de los cuales eran niños. Fue detenido ayer, 17 años después en la localidad francesa de Sallanches. El PNV ha expresado por boca de su portavoz en el Senado que espera que su detención y el proceso que ahora se siga contra él «se base en los principales ejes de un Estado de Derecho».

La misma duda ofende y llama la atención que los representantes del partido-guía promovieran en la moción de censura y sostengan desde entonces a un Gobierno cuyas prácticas democráticas les merecen desconfianza. Tal vez es que confíen más en Batasuna y sus herederos. Otro terrorista de la foto, Jon Salaberria, abandonó el escaño para ser detenido en Francia junto a Thierry y Ainhoa Ozaeta en Burdeos el año 2008. Uno se los encontraba de vez en cuando por Bilbao con la certeza de que estaba ante dos jefes de ETA.

Por aquel entonces, el grupo de la izquierda abertzale en el Parlamento vasco era el Rancho Notorious de la banda terrorista. Estos dos junto a Otegi y al resto del grupo de Euskal Herritarrok fueron los votantes de Ibarretxe en 1999. Hubo más terroristas en el Parlamento: Mikel Zubimendi, el de la cal y Pipe San Epifanio, que también tomo el olivo y desertó del escaño para abrazar la clandestinidad.

Jesús Eguiguren, que fue su pareja de baile en las negociaciones de Zapatero, ha salido en su defensa, que estas cosas unen mucho y ha calificado a Ternera de «héroe de la retirada». Euskal Herritarrok propuso a Josu Ternera como miembro de la Comisión de Derechos Humanos el Parlamento Vasco, una broma sarcástica, que el actual lehendakari, entonces presidente del BBB se tomó muy en serio: «es un dato esperanzador que quien en el pasado se ha relacionado con los derechos humanos en negativo pueda participar y aceptar el juego de las mayorías». Y sin la ayuda de Jonan Fernández ni nada.

La detención de Josu Urrutikoetxea Bengoetxea es una noticia reconfortante para las víctimas y para los demócratas en general. Él y su enfermedad llevan a sus espaldas medio siglo de historia de ETA. Fue uno de los integrantes del comando Txikia, responsable del asesinato de Carrero Blanco. Fue así bautizado en honor de Eustakio Mendizábal, Txikia, abatido por la Policía unos meses antes.

Fue el número uno de ETA que ordenó el atentado de Hipercor además del ya citado cuartel de Zaragoza. Cuenta Florencio Domínguez en su excelente biografía Josu Ternera, una vida en ETA, que Rodríguez Zapatero, una vez adoptada la decisión de negociar con ETA y la de encomendar la tarea a Txusito, se documentó y para ello preguntó a Ibarretxe: «Estos Otegi y Ternera, ¿cómo son?» en una impecable lectura socialdemócrata de la Ley de Murphy.