ABC-RAMÓN PÉREZ-MAURA

Sánchez es el primer jefe del Gobierno de nuestra historia que gobierna gracias al apoyo de los que quieren destruir España

PUES va a resultar que Sánchez, entre los infinitos méritos que acumula desde que asumió la Presidencia del Gobierno, ahora suma el de no tener razón en su discrepancia con las cabezas visibles del secesionismo catalán. Pedro Sánchez ha tenido la ocurrencia –una de las muchas que difunde cada día para mantenerse en los titulares– de decir que quiere que se celebre una consulta popular en Cataluña sobre el autogobierno. Y Puigdemont y Torra le han contestado, con toda la razón, que eso es lo que ya tienen. Que lo que ellos buscan es la independencia. Torra no pudo ser más explícito ayer en el Teatro Nacional de Cataluña. Debe de ser que Sánchez es el único español que no sabía a qué aspiraban los socios que le llevaron al poder. Porque Sánchez es el primer jefe del Gobierno de nuestra historia que gobierna gracias al apoyo de los que quieren destruir España. Pero él debía de pensar que no iban en serio. Lo que demuestra lo ajeno que es el presidente a la realidad que le rodea.

El Gobierno se enfrenta a una realidad cada día más difícil. Los que le han dado el poder quieren destruir la unidad de España y Sánchez sólo puede mantenerse en La Moncloa haciendo concesiones. Porque desde 1978 sabemos que el diálogo con los gobiernos autónomos catalán y vasco siempre consiste en ver qué es lo que todos los españoles vamos a dar a esas comunidades autónomas. Salvo Rajoy, todos cedieron. Y jamás ha habido una cesión o concesión en dirección contraria. Por eso hablar de diálogo es una falsedad. Lo que se pretende es un asalto a mano armada. Y Sánchez está dispuesto a rendirse sin pestañear.

Tenemos el problema añadido de que ya no queda prácticamente nada más que ceder. El estatuto que fue corregido por el Tribunal Constitucional otorgaba a Cataluña una autonomía judicial que afortunadamente fue vetada por ese tribunal. Imagínense si no se hubiera hecho, quién hubiese podido poner un freno a lo que estamos viviendo en Cataluña: sólo la confrontación física. Que es exactamente lo que buscan los secesionistas de Torra y Puigdemont.

Porque fuera de las competencias judiciales, y con el actual estatuto de autonomía catalán en la mano, me gustaría que la portavoz del Gobierno de la nación, Isabel Celaá Diéguez, informara a los periodistas del mundo entero con qué región del planeta Tierra están dispuestos a equiparar el autogobierno que quieren ampliar a Cataluña: ¿Con el Estado Libre de Baviera? ¿Con la República de California? ¿Con el antiguo estado soberano de Texas? Díganme qué competencias tiene alguno de ellos que no tenga hoy Cataluña. Les aseguro que es mucho más fácil enumerar las que tiene Cataluña y no tiene ninguno de ellos. Pero Sánchez y los suyos prefieren hacer como que negocian para intentar dilatar su estancia en el poder a pesar de los enormes costes que puede tener esto. Porque el diálogo no llevará a ninguna parte más que a que Torra y Puigdemont y sus medios cautivos proclamen al mundo entero el autoritarismo de «Estado español» para con la «república catalana». Y todos tragándonoslo.

La única escapatoria de este callejón sin salida que creo que puede imaginar Sánchez es la de llevar en las próximas semanas la situación al precipicio y pedir entonces el 155 con el apoyo del PP. Hay quien cree que eso dejaría al partido de Casado desarmado y Sánchez convocaría elecciones de inmediato. La duda es si entonces los españoles no se darían cuenta de quién engordó la vaca.