Un Jrushchov

EL MUNDO 01/11/16
ARCADI ESPADA

MIENTRAS pedro sánchez sollozaba, yo leía algunos textos de una obra sobre Dalí que está escribiendo mi viejo amigo Boix. Dalí tiene sagaces reflexiones sobre las emociones. Por ejemplo: «Lo único que me interesa son las imágenes y la suma de informaciones que me dan los cuadros. Lo que me apasiona es lo que yo puedo aprender del cuadro y no el sentimiento de debilidad que yo podría mostrar delante de él». Desde luego. Hay quien ha llegado al arte –y a la política– no para aprender sobre él sino para derramarse encima con todo impudor. El adulto gestor Fernández declaró al llegar a la oficina que el Psoe estaba podemizándose. Nada más cierto. A falta de inteligencia, el partido Podemos le pone emoción y esto fue lo que hizo, desde que llegó, el efímero secretario general. Pero los sollozos no son el único rasgo populista del socialismo español. En la sesión de investidura el Psoe dio exuberantes muestras de esa decadencia. Los medios han tratado la conducta del grupo parlamentario con una discreción de velatorio; pero fue sencillamente escandalosa. Hubo, ya lo sabemos, el que en vez de abstenerse lloró. O los que dijeron no, traicionando la disciplina de voto: debe de creerse la diputada Margarita Robles (para poner un ejemplo especialmente patético) que es diputada por sí misma y no por el acto de férrea disciplina interna de partido que la incrustó en las listas. O esas dos que se abstuvieron «por imperativo», usando la repulsiva coletilla de los que acatan las instrucciones del estado de Derecho sólo para poder destruirlo con mayor facilidad. No obstante, el mayor rasgo podemita fue el no en bloque del socialismo catalán, ese oxímoron. No en vano el Psc oficializará en su próximo congreso su razonada petición de entrada en la orden del populismo que dirige Ada Colau. Es una buena noticia para el Psoe que el Psc haya roto con él. Y en especial para el meritorio Hernando, el portavoz que salió a defender el honor socialista de los insultos desde el borde de la línea del diputado Rufián, porque al fin y al cabo los estaba infamando un diputado del partido con el que los socialistas gobernaron durante dos legislaturas en Cataluña.

Sí, el Psoe necesita un Jrushchov que impulse la despodemización del partido y que lidere el cambio de ciclo de la socialdemocracia española. Como todos los asuntos importantes habrá de empezar en Madrid, y haría bien el socialismo en consultar si sigue vigente la oferta de Esperanza Aguirre de hacer alcalde al regidor Carmona. Aunque sólo sea porque donde las dan las toman.