Unidad frente al independentismo

ABC 06/10/16
EDITORIAL

· Un retorno del PSOE a políticas de carácter nacional contribuiría a su renovación ideológica y a despojarse de hábitos filonacionalistas que han alimentado la osadía del separatismo

LAS últimas declaraciones del presidente y del portavoz de la comisión gestora del PSOE encierran mensajes que van más allá de preparar a su partido para una abstención que permita la investidura de Mariano Rajoy. Declaraciones que no ofrecen duda en este sentido, porque avisan a los socialistas de que «peor que un gobierno de Rajoy en minoría es un gobierno de Rajoy con mayoría»; que la disyuntiva es «elecciones sí o elecciones no, pero no hay gobierno alternativo», o que «todos los diputados socialistas acatarán la abstención». El encauzamiento de la crisis del PSOE, en este primer momento, pasando por el hito de la abstención y por la derogación del fatídico «no es no», implica otra revisión estratégica de las intenciones de Pedro Sánchez: la de descartar cualquier pacto por acción o por omisión con el nacionalismo separatista, especialmente el catalán. Antes del Comité Federal del pasado sábado, ya hubo quien advirtió de que abandonaría el PSOE si pactaba con los que buscan romper la unidad de España. Ahora, al fijar una posición política incipientemente distinta frente a la investidura de Mariano Rajoy, la gestora socialista está dando la espalda a cualquier posible acuerdo con fuerzas separatistas, incluso aunque estas dieran su voto gratuitamente al candidato del PSOE, con tal de lograr el objetivo común de echar al PP del Gobierno.

Este enfoque de la gestora presidida por Javier Fernández es la condición necesaria para que el PSOE se recoloque en una posición política más acorde con su ideario de izquierda, porque no hay nada más incompatible con el socialismo que el nacionalismo discriminador, insolidario y territorialista. Aun así, en este momento no puede darse por consolidado ninguno de los pasos dados por la gestora del PSOE, porque siguen siendo muy fuertes las tensiones internas creadas por la apuesta de Sánchez contra Rajoy, que solo podía ganar si la extrema izquierda y el separatismo se asociaban a los socialistas para desalojar al PP. Un retorno del PSOE a políticas de carácter nacional contribuiría a su renovación ideológica y a despojarse de hábitos filonacionalistas que han alimentado, desde el estatuto secesionista en Cataluña apoyado por Rodríguez Zapatero, la osadía del separatismo. Ayer, de nuevo, el presidente catalán, Carles Puigdemont, forzó más la relación con el Estado al anunciar 7.000 nuevas plazas de funcionarios para la Generalitat y al cerrar con la CUP la celebración del referéndum independentista para septiembre de 2017. Cualquier duda en el PSOE sobre qué es lo que conviene a España y al propio socialismo queda despejada con este desafío anticonstitucional del separatismo catalán, frente al cual hace falta hasta el último militante socialista.