Editorial-El País

Ciudadanos no puede ser la única alternativa de gobierno al PP

La práctica totalidad de los sondeos de opinión publicados en los últimos meses —incluyendo los de Metroscopia para este diario— muestran un debilitamiento sostenido de las perspectivas electorales del Partido Popular y, en paralelo, un reforzamiento de Ciudadanos tan notable que sitúa a este partido como potencial primera fuerza política.

Mientras tanto, el PSOE y Podemos aparecen en declive o estancados, sin capacidad de sumar a nuevos ni atraer a viejos votantes. Que ni las formaciones que lideran Pedro Sánchez y Pablo Iglesias muestren pulso político en un momento de máximo desgaste de Rajoy ni, en consecuencia, capacidad alguna de ofrecer a la ciudadanía una alternativa a las propuestas de Partido Popular y Ciudadanos debería ser motivo de seria reflexión.

El conocimiento de la oferta de los socialistas madrileños a la alcaldesa Manuela Carmena de liderar su lista municipal y, de forma simultánea, la revelación de una oferta por la que Carolina Bescansa se aliaría con Íñigo Errejón para apoyarse mutuamente con el fin de hacerse con la dirección de Podemos, al margen de la dudosa viabilidad de ambas iniciativas, no hace sino confirmar la enorme preocupación que a muchos en ambos partidos les provoca el estancamiento de perspectivas en el que se han sumido con vistas a las elecciones municipales y autonómicas.<QF>

Gran parte de ese estancamiento electoral se debe a la confusión que impera en ambas formaciones. El PSOE, que siempre fue y quiso ser un partido de gobierno, ha querido reforzarse ideológicamente armándose de un discurso que reivindica la izquierda y sus símbolos, pero a cambio ha perdido a gran parte de sus votantes moderados, ha cerrado el paso cualquier posibilidad de trabajar con Ciudadanos para desalojar a Rajoy de La Moncloa y ha dejado de ser percibido como una alternativa mayoritaria: todo ello sin siquiera haber conseguido desgastar a Podemos.

Por su parte, Podemos, bajo la batuta de Iglesias y de Montero, en su afán de construir un partido férreamente centralizado, ha marginado o se ha desprendido de algunas valiosas figuras, incluidos tres de sus miembros fundadores (Errejón, Bescansa y Alegre), ha errado gravemente en sus decisiones sobre Cataluña y se ha radicalizado ideológicamente, lo que le ha alejado de una posición en la que pueda ejercer una influencia positiva.

El resultado es que Ciudadanos se presenta hoy como la única alternativa al PP mientras que las posibilidades de que llegue al poder un centro-izquierda útil, reformista, que acepte el normal juego institucional y que presente un proyecto atractivo a una amplia mayoría de ciudadanos se desvanecen progresivamente.