Francesc de Carreras-El País

Podemos no es de izquierdas, de una izquierda homologable con el PSOE, es decir, con la socialdemocracia

Nos vamos de vacaciones sin Gobierno. Si bien se piensa, tal como están las cosas, es algo más previsible que inesperado.

En estas páginas se publicó ayer un artículo firmado por los miembros del grupo catalán Pròleg, en el que se pedía un renovado esfuerzo para que PSOE y Podemos llegaran a un acuerdo, bien mediante una coalición de gobierno, bien mediante un programa común. “El acuerdo es difícil pero posible”, decían.

El mismo Manolo Monereo (no confundir con Juan Carlos Monedero), veterano referente intelectual de estas fuerzas antisistema, diputado de Podemos en la legislatura anterior y al que Pablo Iglesias ha distinguido en ocasiones con el calificativo de maestro, escribió en la revista El Viejo Topo del mes pasado un artículo de lectura obligada: “Para debatir sobre Podemos”, sostiene Monereo, “tenemos una dificultad: es un partido-movimiento ágrafo: no tiene programa, no emite resoluciones políticas y sus órganos de dirección suelen refrendar lo que se discute y se decide en otras partes. Es el secretario general quien define y deslinda las grandes decisiones y lo hace en ruedas de prensa, en libros y, sobre todo, en informes orales de los que no quedan resúmenes escritos ni conclusiones. Saber lo que piensa Podemos no es nada fácil”.

¿Quieren mis amigos de Pròleg que el partido socialista llegue a un acuerdo con un partido de las características que describe Monereo? No lo creo. Quizás idealizan a Podemos por ignorar lo que es, quizás quieren reafirmarse personalmente como parte de la izquierda, sea esto lo que sea, quizás quieren que la hipotética reacción de los independentistas catalanes a la esperada sentencia del Tribunal Supremo obligue a ceder al Estado, al Estado de derecho. Quizás, también, unos quieren una cosa y otros, otra. No lo sé.

Pero me parece que la opción Sánchez, asesorado por Iván Redondo, es otra, tal vez más cínica pero también más inteligente: hundir a Podemos para recuperar votantes que hacia ahí se habían escorado, recibir el trasvase de votos de un Ciudadanos que se alinea con Vox, ocupar de nuevo el centroizquierda cediendo el centroderecha al PP para así volver al bipartidismo. En aquellos viejos tiempos, los del bipartidismo, el PSOE vivía mejor. Y el PP colaborará en la faena.