¡Es la libertad!

ETA se cree legitimada para deducir del derecho absoluto a su sentimiento nacionalista la legitimidad del uso del terror. El nacionalismo en su conjunto debería cuestionarse si su argumentario basado en el derecho a que su sentimiento nacionalista sea reconocido en su totalidad no es también un obstáculo insalvable para la libertad en la sociedad vasca.

Sí, señores, se trata de la libertad. Sí, señores, se trata de darse cuenta de que es la libertad la que está amenazada en la sociedad vasca. Sí, señores, se trata de que, después de más de treinta años de la muerte del dictador y después de más de 25 de gobierno nacionalista, en Euskadi la libertad sigue amenazada, la libertad vuelve a estar amenazada. Y se trata de saber qué es lo que hay que hacer para defender la libertad amenazada.

No se trata de no se sabe qué conflicto político. No se trata de no se sabe qué identidad oprimida. No se trata de los derechos de un pueblo más imaginario que milenario. No se trata de un derecho a decidir tan abstracto y tan vacío que no tiene cabida en legalidad alguna. No se trata de democracia con apellidos: verdadera, real, material. Se trata simplemente de algo tan antiguo, tan viejo y tan nuclear para la condición del ser humano como la libertad.

No tenemos primariamente un problema de paz. No tenemos primariamente un problema de derecho a decidir. No tenemos primariamente un problema de defensa de identidad. No tenemos primariamente un problema de derechos culturales y lingüísticos. El primer problema que tiene la sociedad vasca es el problema de la libertad. A comienzos del siglo XXI. Cuando Euskadi es, en palabras de quienes nos gobiernan, referente en casi todo, ejemplo en el que los demás, especialmente si son los españoles, se miran para ver que van por detrás.

Pero, aunque fuéramos tan referentes, tan ejemplares en todo como nos creemos, en Euskadi se mata, en Euskadi se ponen bombas, en Euskadi se legitima el terror, en Euskadi se amenaza a quienes no piensan igual, en Euskadi se extorsiona, en Euskadi falta libertad. Porque en Euskadi existen asesinos que se creen con derecho a decidir sobre la vida y la muerte de cualquier ciudadano, especialmente si no es vasco de verdad, vasco como ellos creen que se debe ser; especialmente si no es nacionalista como se debe. En la Euskadi paradisíaca de nuestros gobernantes existen verdugos que matan, asesinan y ponen bombas.

Y las ponen, como la última, en la infraestructura necesaria para informar, para dar a conocer la opinión de los ciudadanos, para dar cauce a la información y a la opinión sin las cuales no existe libertad. ETA ha intentado silenciar, mediante bomba y mediante la amenaza que acompaña a la colocación y la explosión de la bomba, la libertad de los vascos que no puede vivir sin información y sin opinión. ETA ha atentado, una vez más, contra la libertad de los vascos, contra la libertad de expresión, contra la libertad de información, contra la libertad de opinión, contra lo más específicamente humano después de la vida: ser libre, pensar con libertad, expresarse con libertad.

Y conviene entender todo lo que está implícito en este ataque contra la libertad humana. ETA no admite que se piense de forma distinta a como lo hace ella. ETA no admite que se sienta de forma distinta a como ella cree que deben sentir los vascos. ETA no admite que se expresen opiniones distintas a las que ella da por válidas. ETA no admite una sociedad y un entramado jurídico-político que no estén constituidos sólo por su sentimiento de pertenencia exclusiva a la nación vasca.

Porque ETA piensa que ellos, los vascos como ellos, los nacionalistas, poseen un derecho de primogenitura a que su sentimiento nacionalista sea respetado con todas las consecuencias. Porque ETA piensa que la definición institucional, jurídica y política de la sociedad vasca debe basarse exclusivamente en su sentimiento nacionalista radical. Porque ETA piensa que mientras que su sentimiento exclusivo no se convierta en derecho obligatorio para todos seguirá existiendo el conflicto, y en la consecuencia que ellos derivan de la existencia del conflicto, la razón para matar.

ETA tiene que liquidar todo lo que no es reducible a su sentimiento convertido en derecho absoluto. ETA tiene que liquidar todo aquello que sea expresión y ponga de manifiesto que la realidad de la sociedad vasca no se deja reducir a lo que ella quiere. ETA tiene que tratar de acallar a los medios en los que se pone de manifiesto esa expresión de resistencia frente a su absolutismo. ETA tiene que tratar de acallar a los medios de comunicación en los que se pone de manifiesto la resistencia a su pretensión totalitaria. ETA tiene que tratar de acallar a un medio de comunicación como EL CORREO.

Tarea imposible. Porque la libertad puede ser amenazada, pero la libertad terminará triunfando, porque los vascos también son humanos y no pueden renunciar a su humanidad, y por ello no pueden renunciar a su libertad. A la libertad de pensar de forma distinta a ETA. A la libertad de pensar de forma distinta al nacionalismo. Porque los vascos, como humanos, no pueden renunciar a la libertad de conciencia, a la libertad de pensamiento y a su traducción moderna: a la libertad de identidad.

La libertad de todos está garantizada si existe un marco jurídico-institucional que establezca unas reglas de juego en las que pueden existir distintas identidades, distintos sentimientos, distintas opiniones, distintas creencias, distintos intereses, siempre que cumplan con una condición: no pretenderse absolutas, únicas, exclusivas. Siempre que estén dispuestas a aceptar su limitación, su particularidad, siempre que extraigan la consecuencia de que para hacer sitio a las demás ellas tienen que renunciar a su derecho exclusivo.

Mientras ETA, y mientras el nacionalismo vasco, no entiendan que su sentimiento no es el único derecho existente en la sociedad vasca, mientras ETA y el nacionalismo vasco no entiendan que su sentimiento es legítimo sólo en la medida en que lo sepan limitado, particular, existente junto a otros sentimientos igualmente particulares y limitados, la libertad estará amenazada en Euskadi, y en Euskadi no será posible la paz civil como la entendió Kant.

ETA y su terror son la mayor amenaza a la libertad en Euskadi. Lo ha puesto de manifiesto haciendo explotar una bomba en los talleres de EL CORREO, pretendiendo acallar la voz informativa y de opinión de este medio vasco de comunicación. ETA se cree legitimada para deducir del derecho absoluto a su sentimiento nacionalista la legitimidad del uso del terror. ETA es el enemigo número uno de la libertad de los vascos.

Pero mal haría el nacionalismo vasco en su conjunto si no reflexionara hasta qué punto su argumentario basado en el derecho a que su sentimiento nacionalista sea reconocido en su totalidad, con todos los efectos jurídicos, institucionales y políticos, no es también un obstáculo insalvable para la libertad en la sociedad vasca. Es evidente que mientras haya quien piense que el marco jurídico debe reconocer su sentimiento como un derecho sin límites habrá conflicto en la sociedad vasca. Porque no es posible la paz civil, porque no es posible la libertad de todos si todos los ciudadanos no renuncian al derecho absoluto de su sentimiento.

El día en que EL CORREO informaba de la bomba que había explotado en sus instalaciones industriales, el mismo diario daba a conocer los gastos presupuestados por el Gobierno vasco para llevar a cabo una consulta ilegal: tiene que incurrir en esos gastos porque no puede contar con la infraestructura de la Administración general del Estado al ser considerada la consulta pretendida como ilegal. Pero en la ilegalidad no existe, no es posible la libertad. Sólo existe la ley de la selva. Y en ese contexto siempre gana el más fuerte, el más violento, el más dispuesto a no respetar nada.

Empezamos donde siempre: en la defensa de la libertad. ¡Tan sencillo y tan grave!

Joseba Arregi, EL DIARIO VASCO, 9/6/2008