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Santiago González, santiagonzalez.wordpress.com, 15/4/12

La política española está llena de arcanos insondables. Saber donde está el Rey era uno de ellos. El Rey está en Botswana se dará como explicación en el futuro, de análoga manera a la que en la corte leonesa se decía “el Rey está en Babia”. Otro, en qué hechos basa el Gobierno su política antiterrorista. El ministro del Interior, lo mismo que nos dice una cosa, un suponer, el 12 de marzo nos anuncia según RTVE que va a impulsar la vía Nanclares para que los terroristas pidan perdón, nos dice la otra ocho días más tarde, a saber, que la vía Nanclares ha quedado en suspenso tras las expectativas generadas entre los presos por el cese ‘definitivo’ del 20 de octubre.

El Mundo del País Vasco proporciona hoy otro material para la reflexión firmado por Leyre Iglesias: No sólo la famosa vía individual del acercamiento ha dejado de tener interés para los presos por el aumento de sus expectativas sobre la amnistía y otras fòrmulas colectivas: es que 30 presos a los que se consideraba candidatos al Nanclares way of freedom se han dado de baja, a ver por qué van a tener que mostrar ellos un mínimo arrepentimiento si en el fondo no están arrepentidos (era solo un paripé, un formulario para el Ministerio del Interior, o, como decía Cary Grant en ‘Luna Nueva’ del divorcio, “unas simples palabras musitadas ante un juez”) y si, además, vamos a salir todos por la puerta grande, a recibir nuestros homenajes en el pueblo y tal, a los cargos de asesores que nos esperan en la Diputación de Gipuzkoa y los Ayuntamientos y, dentro de un año, ya nos buscará algo Arnaldo en Ajuria Enea. A ver quién pasa por las horcas caudinas del arrepentimiento retórico cuando te esperan la victoria y el mimo del sector más consciente de de los hijos de tu pueblo.

Siempre ha pasado lo mismo, la repetición, la tragedia y la farsa que dijo Marx en el 18 Brumario de Luis Bonaparte. Recuerden cuando sin vía Nanclares, Pakito, y cinco compinches suyos escribieron en el verano de 2004 una carta a ETA diciendo que la lucha armada ya no funcionaba, que más valía dejarlo. En aquel mismo verano, el presidente José Luis, en presencia del juez Baltasar, dijo en El Escorial que él tenía una agenda progresista para el fin de ETA y cuatro meses más tarde aceptaba la invitación al proceso que abrió Arnaldo el 14 de noviembre en Anoeta. Los terroristas abajofirmantes se miraron al espejo y éste les devolvió la imagen de unos gilipollas. Se retractaron, aunque ya era tarde. La banda les había expulsado por su poca fe.

El Gobierno debería reflexionar sobre la manifestación de ayer en Bilbao y sobre la interlocución de los presos nombrada por ETA, algo que le parece muy buena señal a LRA. Florencio Domínguez explicó con hechos en un excelente artículo que esto ya había pasado antes.

Santiago González, santiagonzalez.wordpress.com, 15/4/12