Buena noticia. O no

Insiste en que si la Justicia legaliza a Sortu «significará que ETA estará mucho más cerca de su desaparición». Verá, lehendakari, no forzosamente; el entorno de ETA ha sido legalizado varias veces. Sería bueno que estableciéramos algún distingo entre sus deseos y los hechos, o al menos, extraer de la experiencia enseñanzas para el futuro.

Tiene que ser muy duro, lehendakari, saber que unos tipos a los que no conocía de nada, con los que no se había cruzado una mala palabra, ni siquiera una mirada, tenían hacia usted un odio tan profundo e irrenunciable que habían decidido acabar con su vida. El Día D: el 19 de junio de 2010, en el acto de homenaje al inspector Eduardo Puelles, en el primer aniversario de su asesinato.

Aquel había sido su bautismo de sangre, el primer crimen etarra que le interpelaba directa y especialmente como primera autoridad de Euskadi. Recuerdo el final de aquella manifestación del 20 de junio, en las escaleras del Ayuntamiento bilbaíno. Recuerdo su gran discurso, después del impresionante testimonio de Paqui Hernández, la viuda de Puelles.

Estuvo usted a la altura de su responsabilidad y muchos, muchos ciudadanos percibimos que algo importante había cambiado en Euskadi, y que lo había hecho para bien. Y ahora nos hemos enterado de que el mismo comando que asesinó al inspector planeó un atentado contra usted, con un rifle dotado de mira telescópica, en la ofrenda floral que hizo el 19 de junio pasado en el preciso lugar donde ellos mismos habían matado al inspector Puelles.

Matar a alguien para matar al año siguiente a la autoridad institucional que lo homenajea. Es el insulto póstumo al cadáver de un hombre al que asesinaron por su propio ser, inspector de Policía: utilizarlo como cebo.

Una vez dicho lo anterior, comprenderá que estoy de su parte, pero por eso mismo me permitirá matizar sus palabras ante el comité nacional de su partido. Ha insistido usted en una observación que le oigo repetir con alarmante frecuencia: si la Justicia decide que Sortu es una formación legal, «será una muy buena noticia», porque «significará, con datos y con pruebas, que cumple los requisitos democráticos, que es lo que hemos exigido siempre a ese mundo». Además, «significará que ETA estará mucho más cerca de su desaparición definitiva».

Verá, lehendakari, no forzosamente; sería bueno que estableciéramos algún distingo entre sus deseos y los hechos, o, al menos, haber extraído de la experiencia enseñanzas para el futuro. El entorno de ETA ha sido legalizado varias veces. La primera de ellas, la Sala 1ª del Tribunal Supremo ordenó su inscripción el 14 de mayo de 1986 contra una tenaz oposición del Gobierno de Felipe González. El Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK) fue inscrito el 27 de septiembre de 2002, un mes después de que el Congreso instara la ilegalización de HB-EH-Batasuna. También había sido legalizada ANV el 14 de abril de 1977, con unos estatutos que rechazaban la violencia (cuánto insistieron en ello De la Vega y Rubalcaba). En 1978, ANV entró en la Mesa de Alsasua, embrión de Batasuna, y ya no condenó más. En 2009 se legalizó Iniciativa Internacionalista, marca con la que concurrió Batasuna a las elecciones europeas de aquel año.

Vuelva a pensarse el argumento, lehendakari. No nos diga que puede aceptar que ha roto con su pasado quien no condena el asesinato de Puelles, mientras ETA falló sus propósitos por no recibir el arma a tiempo.

Santiago González, EL MUNDO, 9/3/2011