Carta de la baronesa

 

El grupo de Currin dibuja un panorama positivo por la tregua de ETA y el cese de la extorsión, pero acusan al Gobierno de no haber «respondido positivamente a esta evolución»: el Gobierno tiene carencias, pero ningún reproche a ETA. Deben creer que esa situación es resultado de la buena voluntad de la banda y no el éxito de las políticas del Gobierno.

La baronesa Nuala O’Loan, el abogado Brian Currin y los otros cuatro miembros del autodenominado Grupo Internacional de Contacto para el País Vasco han aprovechado la campaña electoral para escribir al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y pedirle que legalice a Sortu, cambie la política penitenciaria, modifique las leyes de seguridad y acepte que le verifiquen la tregua de ETA.

Para persuadir al presidente, la baronesa y sus cofrades esgrimen como zanahoria una mención al «desmantelamiento» de las armas y, además, le pasan la mano por el lomo. Tras decir que es el momento para el liderazgo y para el «arte de gobernar», le engordan el ego afirmando que «usted ha demostrado en el pasado que tiene la capacidad para ambos».

Al grupo de Currin y la baronesa alguien le ha debido explicar el éxito que tuvo Arnaldo Otegi por hacerle la ola al presidente en aquella carta que le envió el 14 de enero de 2005. Otegi le pedía una negociación, pero antes de pasarle la factura le daba un poco de coba ofreciéndole el apoyo de Batasuna si quería pasar a la historia «como el Tony Blair español». Y funcionó. El presidente entró al trapo, aunque no llegara a ser el Blair español porque ETA tampoco era el IRA ni Otegi Gerry Adams.

La misiva de la baronesa y los demás incurre en el error que lastra al promotor del grupo desde que se aproximó al problema del País Vasco y que consiste en creer en la existencia de un déficit democrático en España y en equiparar las instituciones españolas con el grupo terrorista. Dibujan un panorama favorable por la tregua de ETA y el cese de la extorsión, pero acusan al Gobierno de no haber «respondido positivamente a esta evolución». Es el Gobierno de España el que tiene carencias, según Currin y los suyos que no parece que tengan ningún reproche que hacerle a ETA. Ni siquiera mencionarle que le han pegado unos tiros a un gendarme hace poco. Deben creer que esa situación positiva que reflejan es el resultado de la buena voluntad de la banda y no el éxito de las políticas del Gobierno.

Los que se dicen facilitadores han venido al País Vasco y han comprobado que han dejado de llegar cartas de extorsión de ETA. Para alcanzar esa conclusión se podían haber ahorrado el viaje: la noticia estaba publicada en los periódicos. No hacía falta un simulacro de verificación sobre este extremo. Pero ya que estaban aquí podían haber aprovechado para informar a la opinión pública quiénes son los grupos que les han pedido intervenir. Podían ser un poco más precisos y en lugar de decir que el grupo se constituyó «a petición de distintos» partidos, sindicatos y asociaciones, ponerle nombre y apellidos a esas organizaciones. Para verificar, aunque sea de manera informal, a quienes representan la baronesa y su cuadrilla.

Florencio Domínguez, EL CORREO, 12/5/2011