Castigo relativo

El PNV tiene buenos pálpitos de encuestas no publicadas que le sitúan como beneficiario de una concentración de restos nacionalistas en las elecciones locales. Pero los técnicos aseguran que el Gobierno de López se está asentando y que el PNV perdería algún escaño. Justo lo contrario de lo que parecía hace seis meses, con el Euskobarómetro.

Forma parte del juego político. Los partidos funcionan con dos tipos de encuestas. Las públicas y las que se guardan celosamente para intentar no asustar a los extraños y corregir los errores propios. De las que suele publicar el CIS hace ya demasiado tiempo que se dice que su cocina es tan elaborada que acabará por ganarse dos estrellas Michelín. Pero los políticos son como niños y sólo se creen los sondeos que les favorecen, y cuando no les son propicios nos remiten a las urnas, que «esas sí que son las verdaderas encuestas». Por lo tanto, lo que cuenta el CIS, a un año vista de las próximas elecciones locales, hay que tomárselo con mucha reserva. Sobre todo porque ya sabemos que los sondeos son un estado de ánimo con carácter inmediato.

Si después de los dieciocho meses que llevamos sin levantar cabeza por encima de la crisis económica, el Gobierno de Zapatero se desgasta tan poco, el castigo es relativo. Y si, teniendo la situación tan a favor para la oposición, el PP no se despega marcando mayor diferencia de voto con el PSOE, señal de que los casos de corrupción apenas le han afectado. Por lo tanto, o hay trampa o hay distancia. El tiempo dirá si la encuesta ha atinado calculando la tendencia de voto. Porque los sondeos que manejan los principales partidos para consumo propio, por ejemplo en Valencia, escenario de la trama Gürtel por excelencia, dan otra tendencia. Como también se demostrará si las críticas al presidente Zapatero por su inacción ante la crisis económica le terminan pasando factura electoral o no.

La conclusión que se desprende del estudio es que Zapatero ha perdido la credibilidad pero Rajoy no entusiasma. Una situación de desafección ciudadana que entendió a la perfección la factoría del PSOE. Por eso sacó el fantasma del franquismo a pasear utilizando la causa del juez Garzón y he aquí los resultados. Con el chute de adrenalina antifranquista los socialistas han recuperado 1,8 puntos más que en la encuesta realizada en enero. Por lo demás, las encuestas públicas hay que saber decodificarlas. Los partidos se las deberían tomar como material de trabajo. Cuando gobernaba Aznar y el clamor contra la guerra de Irak estaba en la calle, el CIS no se equivocó ni en una coma: el 97% de los encuestados se mostraron contrarios.

En Euskadi el PNV tiene buenos pálpitos de encuestas no publicadas que le sitúan como beneficiario de una concentración de restos nacionalistas en las elecciones locales. A finales de mayo el sociómetro del Gobierno Vasco que dirige Urrutia publicará su estudio. Los técnicos aseguran no solo que el Gobierno de Patxi López, con el apoyo del PP, se está asentando sino que el PNV perdería algún escaño si las elecciones, ahora, fuesen autonómicas. Justo lo contrario de lo que parecía hace seis meses, sin embargo, con el gabinete del Euskobarómetro. Son datos que se cruzan mientras en la oposición nacionalista siguen dándose gestos de descortesía con los nuevos representantes institucionales.

El PNV redujo a la mínima expresión su representación en el acto de toma de posesión del presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra. Su curiosidad, sin embargo, era tan notoria que algunos jelkides siguieron los movimientos del acto en el palacio de Justicia a través de las ventanas de Sabin Etxea. Se le echó de menos al alcalde de Bilbao, Azkuna que, desde que el PNV ya no manda en el Gobierno Vasco, no exhibe su «verso suelto» con la campechanía de otros tiempos. Suelen recordar los concejales que el alcalde, al dar la enhorabuena a Begoña Gil, edil de Bilbao y esposa del lehendakari, le trasmitió su felicitación, en una sesión del ayuntamiento, «por lo de tu marido». Debería cuidar su imagen más libre y menos partidaria porque, por encima de las siglas que representa, ése ha sido su principal capital electoral.

Tonia Etxarri, EL DIARIO VASCO, 12/5/2010