Convidado de piedra

 

El Ejecutivo vasco aparece como convidado de piedra en una operación en la que debería ser el protagonista principal. El PSOE, con este tipo de acuerdos, contribuye a asentar la idea de que el PNV es el único partido imprescindible en el País Vasco, idea que ha contribuido a mantener su hegemonía durante tres décadas. Los que aparecen como prescindibles son los socialistas vascos, aunque sean el partido que está al frente del Ejecutivo de Vitoria.

El presidente del Gobierno lo reconoció durante su viaje a China: está dispuesto a negociar con el PNV el traspaso de competencias al País Vasco a cambio del apoyo nacionalista a los presupuestos. El PNV es el único grupo dispuesto a solucionar el problema de soledad parlamentaria en que se encuentra el jefe del Ejecutivo, pero ha puesto muy alto el de las contrapartidas. El anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero nos va a ofrecer un espectáculo singular: la negociación de transferencias competenciales con el partido que está en la oposición en la comunidad a la que van a ser concedidas las nuevas atribuciones, en vez de hacerlo con el Gobierno autonómico correspondiente. Es difícil hacerle más daño al Ejecutivo que preside Patxi López, aunque al lehendakari ya le adelantaron el pasado año la primera dosis de esa medicina. Después de que a finales del 2009 alcanzara un acuerdo con la vicepresidencia de Política Territorial para la transferencia de las políticas de empleo, el PNV obligó a Zapatero, dentro del pacto de los presupuestos del año en curso, al bloqueo de ese traspaso hasta el 1 de septiembre. Ese día ha llegado y Patxi López sigue esperando a recibir las políticas de empleo.

El Ejecutivo vasco aparece como convidado de piedra en una operación en la que debería ser el protagonista principal. El PSOE, con este tipo de acuerdos, contribuye a asentar la idea de que el PNV es el único partido imprescindible en el País Vasco, idea que ha contribuido a mantener su hegemonía durante tres décadas. Los que aparecen como prescindibles son los socialistas vascos, aunque sean el partido que está al frente del Ejecutivo de Vitoria.

Hace algunas semanas, el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, lanzó una propuesta atrevida para evitar precisamente que la necesidad de Zapatero de obtener apoyo en los presupuestos se hiciera a costa del gobierno de cambio que lidera Patxi López. Basagoiti propuso la abstención de seis diputados de su partido, los mismos escaños que tiene el PNV, para que Zapatero pudiera aprobar las cuentas sin los condicionantes del partido de Iñigo Urkullu.

La idea no tuvo demasiado eco en las filas del PP nacional, pero en cambio provocó una gran irritación en el PNV, varios de cuyos dirigentes salieron en tromba contra Basagoiti advirtiendo que ponía en peligro las futuras relaciones entre los dos partidos. El nivel de irritación manifestado refleja el daño que una iniciativa de este tipo causaba en la formación nacionalista.

La propuesta del líder del PP vasco es osada, demasiado para las reglas cortoplacistas que rigen la contienda política entre los dos grandes partidos nacionales, y por eso, probablemente, ha quedado en vía muerta. Pero tenía la virtualidad de dejar a salvo el único espacio de encuentro existente entre socialistas y populares: el apoyo al Gobierno de Patxi López y al proyecto de cambio en Euskadi.

Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 1/9/2010