El enemigo dentro

Acerca de la postura de Odón Elorza, que parece querer hacerse con el electorado de Ibarretxe a base de hace suyas sus propuestas.

En un artículo reciente, Odón Elorza, con un lenguaje de inusitada dureza, coloca en un mismo saco a ETA, al PNV y al Gobierno central, empeñados, según él, en el bloqueo de cualquier iniciativa imaginativa que conduzca a una evolución constitucional que traiga por fin la paz al País Vasco. En su furor crítico, el alcalde de San Sebastián lanza un dardo envenenado a sus compañeros socialistas impulsores de la plataforma ¿Basta Ya!, a los que acusa de haber adoptado a Jaime Mayor Oreja como líder. Por supuesto, se prodiga en elogios al dictamen del Tribunal Supremo del Canadá sobre el derecho de Quebec a la secesión y al proceso de paz en el Ulster promovido por Tony Blair, ejemplos, a su juicio, dignos de la mayor atención a la hora de enfocar el conflicto nacionalista en su comunidad.
No cabe duda que este campeón de la equidistancia entre el terrorismo y sus víctimas está envalentonado por su éxito electoral en las últimas municipales y por la debilidad desorientada que percibe en José Luis Rodríguez Zapatero frente al problema planteado por el plan Ibarreche.
Elorza se manifiesta partidario de la consulta sobre la autodeterminación y de la reforma de la Constitución hasta donde haga falta con el fin de desactivar el proyecto soberanista del lendakari. Su receta consiste, en esencia, en darles la razón a los nacionalistas en sus pretensiones secesionistas y así ganarse a su electorado. Semejante astucia podría ser asimilada a la de un médico que recomendase una dieta de pasteles azucarados para curar la diabetes. La audacia mostrada por el criptonacionalismo vasco en el seno del PSOE coincide con la propuesta de Maragall de reforma del Estatuto de Cataluña que, por mucho que Chaves, Bono e Ibarra hagan el paripé de aquí a las elecciones generales afirmando su compatibilidad con el ordenamiento constitucional vigente, está plagado de elementos de ruptura con el gran pacto civil de 1978.
Nos encontramos ante la ofensiva final de los nacionalismos identitarios para acabar con la cohesión nacional española que sostiene nuestra democracia y es justo en este crucial momento histórico cuando la fuerza que aspira a ser alternativa demuestra que tiene al enemigo dentro royendo incansable los fundamentos del sistema. Zapatero parece incapaz de comprender que o sujeta a sus barones periféricos del nordeste peninsular o sólo será candidato a la Moncloa una vez. De hecho, el candidato más cualificado a sucederle le está dando sospechosas facilidades para que se entregue a esta estrategia insensata de distanciamiento del PP en la resistencia a las tensiones centrífugas provocadas por PNV y CiU. Pero el actual secretario general del PSOE, tal como ha puesto en evidencia la crisis en la Federación Socialista madrileña, es un pardillo bienintencionado al que se comerán vivo los que hoy acuden solícitos a sus llamadas de auxilio.

Aleix Vidal-Quadras, LA RAZÓN, 8/8/2003