El parto de los montes

PELLO SALABURU, EL CORREO 22/02/14

Pello Salaburu
Pello Salaburu

· Se ve a cinco personas satisfechas de sí mismas, delante de un cartel que dice, en tres idiomas, ‘CIV: Comisión Internacional de Verificación’. Autonombrados, así, por el papo. Es una comisión (¿nombrada por ETA?), porque ya se sabe que en cuanto se juntan dos personas pasan a convertirse en comisión, mejor cinco, número impar, por si hay que votar. Son internacionales porque pertenecen a diversos países y continentes. Son, en fin, de ‘verificación’.

En esta ocasión han verificado que ETA tiene armas, y que pone parte de ellas encima de la mesa. Verifican también que un par de tipos encapuchados les entregan un documento con, supongo, el listado de armas. Quizás es una copia de la cartelera, daría lo mismo, porque lo único importante es la foto. Verifican que han despertado gran interés en los medios, tanto internacionales como nacionales. Vamos bien. No han podido verificar lo poco que nos importa todo esto a los ciudadanos, tampoco vamos a pedir la perfección. Menos aún han podido verificar que lo que han hecho no nos sirve de nada.

Pero no cabe duda que esa foto beneficia a alguien, y esa es la pregunta que nos deberíamos hacer. ¿A quién beneficia? Van a perdonarme que ponga negro sobre blanco lo que son obviedades. Beneficia a la llamada izquierda patriótica: encaja como anillo al dedo en su estrategia. Desde que ETA decidió dejarlo (desde que fue obligada a tomar la decisión) hay que demostrar por activa y por pasiva que ‘una parte del conflicto’ da pasos, mientras la otra está anclada en su posición, como cuando un maltratador decide dejar de pegar a su mujer y dice que ha dado un paso, que a ver qué hace su compañera. Pues ya está: el de hoy ha sido un gran paso, avalado por una comisión internacional. Habrá más, visto el éxito, vamos a ir poco a poco, que esto es un chollo.

Beneficia, por la misma razón, a los restos de ETA, que siguen manteniéndonos alerta, ni en el mejor de los casos se hubieran imaginado este seguidismo: ayer me desayunaba con las noticias de las siete, en una cadena que no es del holding, pero con unos locutores que arrancaban, sin cortarse un pelo, con «¡Hoy es el día!» como primera noticia. Claro que en otra ocasión dedicaron dos días, a la misma hora, a glosar «el pensamiento político» de Jon Idigoras, cuando falleció. Beneficia, puestos a ello, a los propios periodistas, que no tienen que estrujarse demasiado para llenar unas páginas, con un fin de semana por delante. Beneficia, no lo olvidemos, a los miembros de la propia comisión, que viven, en parte, de estas cosas.

Dos de ellos al menos pertenecen al Dialogue Advisory Group, que se dedica a «diálogos políticos para reducir conflictos violentos» y actúa en el País Vasco, en Kirkuk (Irak), Irlanda del Norte, Sri Lanka y en la República del Congo. Espero y confío que en otras partes del mundo (les vendría bien sumar algo en Latinoamérica) actúen con un poco más de rigor. Este tipo de grupos vive de las ayudas que proporcionan organismos públicos y privados. Pues bien: tras estas fotos y con toda la prensa volcada a su favor, regresan a Amsterdam con poderosos argumentos para que sigan consiguiendo apoyos (¿ve usted lo útiles que somos?) y engorden currículos, que en la universidad nunca viene mal. Y a ver quién es el siguiente pardillo.

¿Beneficia en algo a la sociedad vasca? En nada, absolutamente en nada. ETA no es una amenaza ni mayor ni menor hoy que ayer. Tampoco ha hecho nada diferente de lo que habría hecho si estos pretendidos expertos no hubieran venido aquí. No está el final del grupo terrorista ni más cerca ni más lejos de lo que estaba ayer. La actuación de la comisión es irrelevante. Su venida solo ha contribuido a generar confusión, que es lo último que la sociedad necesita y lo que más precisa ETA. No hay aquí ningún conflicto, y mucho menos violento, y los políticos, aunque se echen los trastos, no hacen más que dialogar. Eso sí, hay problemas pendientes de solucionar en la sociedad, pero una vez que ETA ha dicho que se retira (¿es palabra de vasco?), todos nos debemos dedicar a cosas más productivas, sin perder el tiempo en tonterías. ETA ya no nos importa.

PELLO SALABURU, EL CORREO 22/02/14