En el adiós de Gesto por la Paz

F. JAVIER MERINO PACHECO, Historiador y Miembro de BAKEAZ, EL CORREO 04/05/2013

· Es necesario mantener viva la memoria del terror, por supuesto, pero también la de quienes lo combatieron.

En 1931, Benito Mussolini impuso a los profesores universitarios italianos un juramento de fidelidad al fascismo. De un millar de docentes, tan solo doce se negaron a plegarse a los deseos del Duce, con el resultado de perder su cátedra y ser condenados al aislamiento personal y académico en la Italia de la época.

En 1986, algunos grupos en Bilbao y su comarca comenzaron a concentrarse para protestar contra los asesinatos de ETA. Nacía Gesto por la Paz. Tras 18 años de asesinatos, en un clima moral y político de extendida justificación o indiferencia, cuando no de abierto apoyo a los asesinos, se sentaban las bases de una resistencia cívica frente al fascismo que representaba ETA y el denominado Movimiento de Liberación Nacional Vasco articulado en torno a ella. De forma lenta, pero firme e ininterrumpida, la respuesta ante el crimen fue creciendo en densidad y extensión para integrar de forma habitual a miles de personas y cubrir casi el conjunto de la geografía vasca. La disputa de la calle a quienes la habían prácticamente monopolizado hasta entonces implicó arrostrar insultos y amenazas, cuando no la agresión física. La movilización contra los secuestros perpetrados por ETA en los años 90 marcó la ‘mayoría de edad’ de Gesto por la Paz. Las acciones adquirieron carácter masivo; la fuerza de la razón empezaba a contener y superar a la razón de la fuerza. Los años 90 contemplaron también el cambio en la percepción de la situación: el discurso que aseguraba la imposibilidad de derrotar a ETA empezaba a cuartearse; la labor discreta y tenaz de gente dispuesta a acabar con la ignominia en la tierra en que vivían dio sus frutos y explosionó espectacularmente tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco.

La constatación de estar perdiendo la hegemonía social en la movilización ciudadana obligó al nacionalismo radical a cambiar su estrategia. El Pacto de Estella, así como el posterior proceso de paz vinculado a las negociaciones con el Gobierno de Zapatero, respondían a la necesidad de cambiar los términos de la ecuación. La combinación de la amenaza con la supuesta rama de olivo pretendía desactivar el movimiento que de manera insobornable quería acabar con la violencia de ETA y sus partidarios. Lo cierto es que la menor frecuencia de los atentados y la división en el seno de la movilización anti-ETA provocó un cierto retroceso en dicha movilización, pero no en la tenacidad y la persistencia con las que desde Gesto se siguió combatiendo la violencia de origen político en Euskadi.

Fundamentalmente la de ETA, porque fue la más importante cualitativa y cuantitativamente, pero también la cometida por otros agentes, como los grupos ‘contraterroristas’, o las propias violaciones de los derechos humanos perpetradas por las fuerzas de seguridad del Estado. Porque, efectivamente, la gran aportación de Gesto a la convivencia ciudadana no ha derivado solo de la impagable lección moral impartida durante 27 años; también hay que incluir las novedosas formulaciones elaboradas desde una impecable fundamentación prepartidaria, porque constituyeron principios susceptibles de ser incorporados por todas las fuerzas políticas democráticas, pero a la vez profundamente política, porque también pretendían sentar las bases de una convivencia en la que todos los ciudadanos pudieran participar libremente y sin temor a la coacción.

En este sentido, la acuñación del concepto y el término de ‘violencia de persecución’, tan bien analizado por Izaskun Sáez de la Fuente, o hallazgos como ese sustrato prepartidario que debía asentar la convivencia, contribuyeron a la construcción de esos mapas propios estudiados por Galo Bilbao para orientarse en el intrincado panorama vasco de las últimas décadas (Galo Bilbao, F. Javier Merino e Izaskun Sáez de la Fuente, ‘Gesto por la Paz. Una historia de coraje cívico y coherencia ética’, Bakeaz, 2013). Nada más lejos de la intención y los objetivos de Gesto por la Paz que la adulación acrítica o la apología insustancial. Ninguna construcción humana está exenta de errores, y menos en las circunstancias y el contexto en el que Gesto ha intervenido de manera tan destacada y protagonista. Quizá el empeño en insistir en la legitimidad de todos los proyectos siempre que se desvincularan de la violencia supuso un aval para propuestas nacionalistas efectivamente no ligadas de manera directa a la práctica terrorista, pero sí beneficiadas por ella. Pero insistir en las posibles carencias (también discutibles) sin contrastarlas con la inmensa contribución a la derrota del terrorismo de ETA y a las demás violaciones de derechos humanos cometidas por motivaciones políticas sería una injusticia enorme.

En la hora de la despedida, al agradecimiento por la labor realizada en beneficio de todos hay que añadir la necesidad de mantener viva la memoria en su conjunto: la del terror por supuesto, pero también la de quienes lo combatieron hasta forzar su final. Porque precisamente es este ejemplo el que marca el camino a seguir y la enseñanza que una sociedad sana debe retener. De ahí la importancia de privilegiar la construcción de un relato que recoja lo que sucedió en Euskadi en las últimas décadas, desde el recuerdo de la verdad y la prioridad a la defensa de los derechos humanos.

La Euskadi de las últimas décadas tiene poco en común con la Italia de Mussolini. Pero hay atributos de la condición humana que se repiten en coyunturas y situaciones que, por diferentes que sean, colocan a la ciudadanía en disyuntivas similares. Se parecen los que quieren imponer sus objetivos políticos mediante la eliminación del discrepante; también los que salen de la apatía para trabajar con la palabra y la acción pacífica en defensa de las víctimas y denunciando a los verdugos. Esto es lo que nunca agradeceremos lo suficiente a la gente de Gesto por la Paz, que contribuyó como nadie a iluminar una época sombría.

F. JAVIER MERINO PACHECO, Historiador y Miembro de BAKEAZ, EL CORREO 04/05/2013