Entre el temor y la memoria

Las víctimas saben perfectamente quiénes les acompañan en su causa, quiénes llegaron tarde, quiénes se apuntan ocasionalmente, y también quiénes no estarán nunca con ellas mientras los terroristas sigan planeando sobre Euskadi. Pero lo que más les preocupa es que se vayan a dar pasos atrás en el último tramo de la lucha antiterrorista.

Desde que se produjo el cambio en el Gobierno vasco con la llegada de los socialistas apoyados por el PP, la deslegitimación política del terrorismo se ha convertido en el ‘label’ del equipo de Ajuria Enea que preside Patxi López. Una distinción que esta semana cobrará especial realce cuando pasado mañana, miércoles día 10, la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, exprese públicamente el reconocimiento al Día de la Memoria en recuerdo de todas las víctimas del terrorismo a través de un texto que, como era de esperar, no ha estado exento de polémica. Superado el tiempo de desprecio y vacío que buena parte de la sociedad vasca practicaba hacia quienes sufrieron el zarpazo de ETA cuando les arrancó a sus seres queridos, las víctimas, reconfortadas por los cambios introducidos por el Gobierno del lehendakari, no ocultan, sin embargo, su temor ante la posibilidad de que los representantes políticos de la banda terrorista puedan volver a colarse en las instituciones en las próximas elecciones locales.

Ha sido un camino largo y tortuoso hasta llegar al punto en el que ETA presenta los síntomas más evidentes de debilidad, aunque sigue aferrada a su supervivencia esperando lograr un precio político a cambio de dejar de matar. Un camino del que han salido maltrechas las víctimas, los familiares de los asesinados que durante tantos años han recibido un trato injusto de la sociedad y de buena parte de los responsables políticos. Muchas recuerdan, sin rencor pero con amargura, los funerales casi clandestinos que se celebraban en Euskadi cuando caía asesinado un guardia. Y llegaba la madre de la víctima a Euskadi, atravesando el mapa de España, tocada con un velo negro, acompañada por casi nadie, para recoger los restos del hijo, sin entender por qué había tenido que acabar así. Ahora es distinto. Las víctimas ya no están solas. Pero se sigue siendo cicateros con ellas. Han tenido que soportar que se las cuestionara por vindicar la memoria de los suyos y por reclamar Justicia. Se les ha llegado a reprochar que quisieran dirigir la política antiterrorista que corresponde al Gobierno, cuando nunca han tenido la mínima intención de tomar esa vía de intromisión. Se las ha llamado «tontas», que viene a ser el sinónimo de «manipuladas». Pero han llegado hasta aquí con la cabeza alta. Y pasado mañana la memoria les devolverá a los suyos en forma de homenaje. La iniciativa partió del Departamento del Gobierno vasco que dirige Maixabel Lasa. Esta vez el PNV estará con los socialistas y populares. Izquierda Unida discrepa de la orientación de la jornada porque no se les ha convocado a todas las fuerzas políticas para unirse a la declaración, pero tiene la suficiente sensibilidad como para no desmarcarse de un acto tan simbólico como necesario. Será un homenaje apoyado por la mayoría parlamentaria vasca: por 68 diputados de los 75 que dispone el hemiciclo y por 857.394 votos que son los que representan PNV, PSE y PP, además de los 22.004 de UpyD y de los 36.134 que discrepan, pero apoyan. Quienes se descuelgan, pues, EA y Aralar, han buscado una endeble excusa para desmarcarse del Día de la Memoria. Una actitud que, por otra parte, no ha extrañado en absoluto al resto de fuerzas parlamentarias que ven en estos dos grupos cierta imposibilidad de ponerse enfrente de Batasuna que es lo que, en realidad, viene a suponer la participación en jornadas como la del próximo miércoles.

La incorporación del PNV a este homenaje ha dejado en evidencia la soledad parlamentaria en la que queda Aralar y EA. Una situación que ha llegado a descolocar tanto a la izquierda abertzale, que ha arremetido contra el partido de Urkullu acusándole poco más o menos de haberse vendido a la estrategia de Zapatero desde que pactó con él los Presupuestos. Pero las víctimas saben perfectamente quienes les acompañan en su causa, quienes llegaron tarde, quienes se apuntan ocasionalmente y, además, quienes no estarán nunca con ellas mientras la sombra alargada de los terroristas siga planeando sobre el mapa de Euskadi. Pero lo que más les preocupa es que se vayan a dar pasos atrás en el último tramo de la lucha antiterrorista. El lehendakari Patxi López le dijo a su socio preferente que no hará «nada raro» en este sentido.

En estos días previos a que Jesús Eguiguren declare ante la Justicia en el juicio contra Otegi, los socialistas se esfuerzan en enviar un mensaje de contundencia y firmeza. Necesitan que se les crea. Por eso mantienen que ETA tendría que ir mucho más allá de lanzar un comunicado asumiendo la ‘declaración de Bruselas’ porque, en ese caso, desde el Gobierno se consideraría «insuficiente». Que Batasuna tendrá que hacer algo más que declaraciones para demostrar que está preparada para volver a las instituciones a hacer política democrática, algo dificil de probar si ETA sigue tutelando sus movimientos y no son capaces de romper con ella. Esta semana, en el Congreso de los Diputados se debatirá la reforma de la Ley de Bases de Régimen local, que viene a suponer un endurecimientio de la ley de partidos para tratar de impedir que los cómplices de los violentos puedan volver a beneficiarse de la democracia. Habrá que seguir pendientes de los siguientes movimientos hasta el próximo mes de mayo.

Tonia Etxarri, EL CORREO, 8/11/2010