Equilibrios

EL MUNDO 15/11/13
VICTORIA PREGO

El partido de Pere Navarro no encuentra asiento estable. No lo tiene junto al PSOE, por mucho que le aplaudieran el domingo los asistentes a la Conferencia Política, porque sus posiciones son antagónicas en un punto crucial, que es el de quién es titular de la soberanía para decidir sobre el futuro de España.
No lo tiene desde luego, y cada vez menos, junto a CiU, por mucho que su inicial apoyo al derecho de autodeterminación le haya acercado momentáneamente a los independentistas. Ahora, con su estrafalaria condición de que el ejercicio de ese derecho sea pactado con el Gobierno de España, ha rizado el rizo de su telaraña y ya no quiere compartir con CiU ni siquiera la petición, imposible, de que el Estado ceda a los independentistas la competencia de celebrar referéndums , de modo que la ruptura de España pudiera hacerse en amor y compañía y con todas las facilidades.
El PSC está en estos momentos en tierra de nadie, aunque un poco más acá que allá. Es muy difícil explicar la posición del PSC sin darse inmediatamente de bruces contra las leyes y la Constitución, contra el propio PSOE y hasta contra la lógica política. Eso por el lado de acá.
Por el lado de allá, es comprensible que los inventores de este timo que es el envoltorio del derecho de autodeterminación, disfrazado de un inocente y neutro derecho a decidir, se encuentren perplejos por la posición del PSC. ¿Apoyan o no apoyan ese derecho? ¿Y qué creen ellos que es y cómo se puede conseguir? No se sabe. Lo que se sabe es que ya se han apartado de los independentistas. Y que van a una posición en la que no van a encontrar ningún apoyo ni el Parlamento catalán ni, por lo que se está viendo, entre sus propios votantes.
Pero tampoco tiene asiento en su propio partido, donde un puñado de críticos catalanistas, pocos pero muy jaleados por los medios afines a la causa –que son casi todos–, le pueden sabotear hasta dejar inservible el Consejo Nacional que el partido va a celebrar este domingo para aclarar este asunto tan confuso del derecho a decidir con marchamo socialista.
Pere Navarro quiere controlar a sus críticos de manera que no vuelva a repetirse el próximo mes de diciembre el espectáculo de enero pasado de un PSC que se fractura en una votación. Pero eso no es seguro.
Puede que lo consiga, pero seguro que por poco tiempo. Los críticos catalanistas del PSC están ahora muy jaleados por la marea independentista y se sentirán seguros en sus posiciones. Si consigue controlarlos de aquí al domingo para meterlos por la vereda oficialista, será un mérito suyo, pero a medida que la situación se acerque más al punto de no retorno, no debe descartarse una nueva fuga de socialistas, esta vez a la casa del nacionalismo sin matices.
De momento, que el partido esté discutiendo cuestiones tan básicas da idea de la debilidad interna de una formación que se está quedando cada vez más sola en el panorama político catalán, sin proximidad a ninguna otra fuerza y sin contar siquiera con la cohesión interna que suele acompañar a todo grupo cuando se siente acosado. Demasiado equilibrio para conseguir tan poco.