ETA, el suicidio moral de España

JAVIER MONTILLA, Dialogolibre.com 15/01/13

· Es difícil encontrar una mezcla tan acertada de miseria moral, de ruina institucional y de suicidio como sociedad, como la manifestación del pasado sábado en Bilbao de la mal llamada izquierda aberzale, con el apoyo sin decoro de la progresía encabezada por Willy Toledo, Federico Mayor Zaragoza y Pilar Bardem. No sólo porque la inmunda jauría que apoya a los terroristas salió a la calle a pedir derechos humanos para los terroristas, sino porque la sociedad permaneció impasible, con vítores incluso en buena parte de las televisiones patrias. No es algo baladí, es como si la sociedad hubiera hecho un ejercicio mental de blanqueamiento de una organización criminal, vil, liberticida y absolutamente asquerosa que en cualquier democracia occidental que se precie no sólo todos sus miembros estarían en la cárcel, sino que quedaría aislada política y socialmente.

Por tanto, resulta cuando menos asombroso la banalización que ha hecho una gran parte de la sociedad española del terrorismo que, en el colmo de la esquizofrenia, piensa además que la paz no la ha traído el Estado de derecho sino ETA, Bildu, Batasuna, Amaiur, Sortu o su enésima marca blanca por dejar de matar. ¿A qué grado de miseria moral hemos llegado? ¿Cuándo entenderemos que ETA no es sólo una tara moral porque mata, sino por lo que pretende y pretendía al querer matar?Sin embargo, como hay algunos que viven en una ceguera moral, habrá que recomendarles que hablen con las víctimas del terrorismo y les expliquen por qué apoyaron la marcha del pasado sábado.

Será cuestión que, por ejemplo, la Bardem, entusiasta de los derechos humanos en general y los de las mujeres en particular, mire a los ojos a Pilar Elías, la viuda del concejal del PP, Ramón Baglietto, y le diga que el niño al que salvó la vida su marido y que luego lo mató convertido en etarra al cumplir diecinueve años, no es más que un héroe vasco. Que sea capaz de aguantarle la mirada sin avergonzarse envuelta en su superioridad moral izquierdista y le diga, que sí, que el asesino de su marido no sólo está en la calle, sino que tiene derecho –por ser un héroe- a pasearse libremente por su pueblo, Azcoitia y alquilar un bajo en su mismo inmueble para recordarle cada día quién es. O que hable con Teresa Jiménez Becerril y le diga, abiertamente, que los que asesinaron a su hermano y a su cuñada en una callejuela del barrio de Santa Cruz de Sevilla, por la espalda y cobardemente, son unos defensores de los derechos humanos.

Será cuestión de que Federico Mayor Zaragoza –tan indigente intelectual como moralmente- se apresure a decirle a Toñi Santiago o a su marido Bauti, que los que asesinaron a su hija Silvia, de seis años y cuyo único delito era ser hija de un guardia civil en Santa Pola, merecen derechos humanos porque mataron en nombre de la libertad del pueblo vasco. O que le diga a Regina Otaola, que los que la insultaban, vilipendiaban y amenazaban diariamente en Lizarza por defender la Constitución, lo hacían para limpiar el pueblo de ratas como ella.

Será cuestión de que Willy Toledo –el mismo que defiende una infecta dictadura comunista en Cuba- pueda mirar a los ojos a Pilar Díaz, y le diga a los ojos con el puño levantado, que los asesinos de su padre, Máximo Díaz, son unos quijotes de la patria vasca y de los derechos humanos. Tal vez eso reconforte a Pilar y le haga olvidar años de sufrimientos, cicatrices que todavía no ha podido cerrar y la angustia de esa noche en la que tuvo que salir corriendo en pijama a la calle y el vacío de papá que todavía no ha podido superar. Que hable, si se atreve, con Salvador Ulayar y le explique que su padre fue asesinado por ser un simple concejal de pueblo de la derecha rancia navarra y que sus asesinos merecen un trato digno por dejar de matar ya.

Será cuestión de que Joan Tardà, el mismo que pedía la muerte del Borbón, cuando tenga tiempo y deje de compadrear con Amaiur- que no han condenado ningún atentado terrorista y se niegan a hacerlo -se siente a hablar con Francisco José Alcaraz –el mismo al que odia por ser un español que busca venganza- y le diga que los que asesinaron a su hermano y a sus sobrinas en la casa cuartel de Zaragoza, lo hicieron para defender la construcción nacional de la patria vasca y en defensa de la opresión española.

Y, faltaría más, también será cuestión de que el PP vasco y el gobierno español les digan a las víctimas del terrorismo, que ETA ya no es un tema prioritario y que mientras se está dejando caer a la Fundación Gregorio Ordóñez, a la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Cataluña o a la Fundación para la Libertad por falta de presupuesto, se destinen 28 millones de euros a Cooperación Internacional, a centenares de asociaciones para, entre otras medidas, el cambio climático de Perú y las políticas de género en el profesorado de Mozambique.

Visto lo visto, mucho me temo que el problema de España, no es una crisis económica galopante. El problema de fondo de España es una profunda crisis de valores y un suicidio colectivo moral ante un problema como el terrorismo, al que se le quiere dar carpetazo dándole la victoria moral a ETA y humillando constantemente a las víctimas.

Javier Montilla / Periodista y escritor. Columnista en diversos medios. Galardonado con el premio Fedan de Periodismo 2011.

JAVIER MONTILLA, Dialogolibre.com 15/01/1