Ibarretxe, descolocado

Durante la tregua se abrió una mesa política que nunca debió existir. Lo que ha sido utilizado por el lehendakari al pretender que Zapatero abordara con él lo que estuvo a punto de aceptar el PSE con Otegi. Pero las conversaciones, aunque fueran un error, no llegaron a acuerdo alguno. Resulta perverso trasladar las conversaciones frustradas de Loyola a La Moncloa.

No es que el lehendakari se esperara otro resultado de su entrevista con Zapatero al que, por novena vez y a pesar del rechazo del Congreso, le ha vuelto a contar su ‘milonga de la inadaptación’. Su ‘hoja de ruta’, pensada, escrita y publicitada contra viento y marea y con dinero público, ha superado ya su primer tiempo: la entrevista con el presidente. Después vendrá la exposición de su victimismo ante el Parlamento vasco y, en tercer lugar, la consulta reconvertida en elecciones. Su canción está rayada. Su empecinamiento ha sido afeado también por numerosos sectores del PNV que, a la hora de la verdad y ante el temor a una nueva escisión, deciden, desganados, cerrar filas en público en torno al inquilino de Ajuria Enea.

Ibarretxe intuía que saldría de La Moncloa con un par de calabazas, edulcoradas, pero calabazas al fin y al cabo, aunque él quiso forzar la escena para utilizar una ‘baza’ de los tiempos de la negociación entre el Gobierno socialista y ETA. Durante la tregua, se abrió la posibilidad de las conversaciones en torno a una mesa política que nunca debió existir si previamente ETA no terminaba con su terrorismo. Un error de los socialistas que ha sido utilizado por el lehendakari al pretender que Zapatero abordara con él lo que estuvo a punto de aceptar el PSE con Otegi. Pero ni por Loyola le ha salido bien la jugada. Porque las conversaciones, aunque fueran un error, no llegaron a ninguna conclusión, ni a acuerdo alguno. Por lo tanto, resulta perverso trasladar las conversaciones frustradas de Loyola a La Moncloa.

El lehendakari pinchó en hueso acusando a Zapatero de estar pensando en elecciones, como si ése no fuera su caso. Pero la faena le quedó definitivamente deslucida cuando trató de explicar que el presidente del Gobierno estuvo «a la defensiva en el debate político». ¿Pero de qué debate habla? ¿Acaso entre él y el presidente del Gobierno se debe montar un ‘parlamento para dos’?

Hace ya demasiado tiempo que el lehendakari Ibarretxe no está a la altura. Ayer, volvió a demostrar que preside pero no gobierna. Si después de hablar de la red de alta velocidad, de los proyectos conjuntos en investigación, de reconocer la renovación de los acuerdos en Conciertos y Cupo, sólo se encela con el ámbito donde reside la soberanía del pueblo vasco, el lehendakari, en vez de ser parte de la solución, se ha convertido en un lastre. Fue él quién representó ayer la negatividad de la política. Euskadi no es España, y la soberanía no debe recaer sobre el Congreso de los Diputados. No a la Constitución. Además, se equivocó, como estratega electoral. Sirvió en bandeja a los socialistas su propia campaña. El primer acto electoral de Patxi López empezó ayer en la puerta de La Moncloa. Su presentador, recordando las ‘buenas obras’ de los socialistas en Euskadi, fue el propio Zapatero. Y todo, gracias al lehendakari.

Tonia Etxarri, EL CORREO, 21/5/2008