Interior debe investigar la formación en cursos de guerra de los mossos

EDITORIAL EL MUNDO – 08/09/14

· «El proceso sólo se acaba con la construcción de un nuevo Estado». Así de contundente se muestra hoy en nuestras páginas Josep Rull, nuevo número dos de Artur Mas, dando la enésima prueba de la inamovible posición de CDC sobre el referéndum ilegal de independencia. Rull, que viene a ocupar el puesto del que se vio forzado a dimitir Oriol Pujol, imputado por cohecho y tráfico de influencias en el caso ITV, advierte que no descarta ningún medio para alcanzar su objetivo, incluida la declaración unilateral de independencia. Una bravuconada en línea con el discurso de tintes épicos sobre la libertad de Cataluña que pronunció el sábado el presidente de la Generalitat, que hay que tomar, sin embargo, muy en serio a medida que se acerca la fecha elegida para la consulta y se conocen nuevos datos sobre una deriva rupturista que puede escapársele de las manos a los dirigentes nacionalistas.

La información que publicamos hoy sobre los vínculos entre sectores independentistas radicales y agentes de unidades de élite de la policía autónoma catalana es una cuestión de extrema gravedad ante la que el Ministerio del Interior –que es quien paga las nóminas de los Mossos d’Esquadra– no puede permanecer impasible y debe abrir una investigación. Los integrantes de ese grupo policial estarían siendo adiestrados en tácticas militares de asalto y guerrilla urbana por instructores británicos que han participado en la guerra de Kosovo. Además, varios agentes estarían realizando gestiones para la adquisición de rifles de asalto y la contratación de mercenarios, para lo cual habrían entrado en contacto con personas cercanas a Josep Lluís Carod Rovira, con las que el ex vicepresidente de la Generalitat habría colaborado en su encuentro con dirigentes de ETA para pactar una tregua en Perpiñán. El riesgo de que la violencia vuelva a Cataluña, amparada por miembros de las fuerzas de seguridad autonómicas, da a la situación una dimensión más concreta y peligrosa que la propuesta realizada por la ANC sobre la creación de un ejército para una hipotética Cataluña independiente.

Pero EL MUNDO publica también hoy un amplio reportaje detallando la importancia que la Generalitat ha otorgado desde la llegada de Jordi Pujol al poder al frente mediático. Además de «introducir a gente nacionalista en los lugares clave de los medios», como se puede leer en un catálogo de intenciones de la Generalitat, el Gobierno catalán implantó una política de subvenciones directas a medios de comunicación para comprar su fidelidad al nacionalismo. Sólo desde que estalló la crisis en 2008, y bajo la coartada del apoyo al catalán, el Govern ha inyectado 181 millones de euros a decenas de medios de comunicación. Si a esta filiación identitaria se suma el control directo de los canales públicos autonómicos, nos encontramos ante una situación en la que la propaganda ha sido sustituida por la información y la libertad por la compra de voluntades.

La situación podría agravarse según cómo se desarrolle la celebración de la Diada el día 11 y de la repercusión que tenga en los líderes nacionalistas el referéndum –éste sí, legal– de Escocia del día 18. Ayer, The Sunday Times, publicaba una encuesta en la que por primera vez salían vencedores los partidarios del sí a la secesión. Ante los resultados, el ministro británico de Economía, George Osborne, anunció un plan para dotar de mayor autonomía a Escocia, que, en ningún caso, se acercaría a la que disfruta Cataluña en el marco de la Constitución de 1978. Los líderes independentistas deberían reflexionar y abandonar un proyecto de ruptura cuyo solo planteamiento pone en riesgo la estabilidad nacional.

EDITORIAL EL MUNDO – 08/09/14