La frontal división de los partidos en todas las instituciones amenaza a Urkullu

EL CORREO 20/12/12

Bildu y PSE se alían para aprobar los Presupuestos de Gipuzkoa y tumban los de Álava gracias a la abstención del PNV.

BILBAO. El Gobierno de Iñigo Urkullu se acaba de encontrar con la primera marejada apenas dos días después de constituirse. Las negociaciones de los Presupuestos en los tres territorios amenaza con complicar la gestión del Ejecutivo autónomo, que también tiene pendiente la aprobación de sus cuentas para 2013. La ‘geometría variable’ en la que se ha sumergido la política vasca –las tres diputaciones y el Gobierno se gestionan en minoría por tres partidos diferentes– va camino de convertirse en un constante quebradero de cabeza, justo cuando la crisis azota con mayor virulencia a Euskadi.

Iñigo Urkullu se despidió como presidente del EBB el pasado día 10 pidiendo a sus compañeros de partido «facilitar» los presupuestos de todas las instituciones. Incluidas aquellas en las que los jeltzales están en la oposición. El ofrecimiento no era gratuito. El ya lehendakari es consciente de que en los próximos años va a tener un panorama muy complicado. Con apenas 27 parlamentarios, su Ejecutivo necesita una mínima colaboración por parte de los otros grupos de la Cámara para, por ejemplo, cuadrar las cuentas.

El jefe del Gobierno pudo comprobar ayer lo difícil que va a ser la gestión del día a día por la falta de pactos sólidos en las cuatro instituciones vascas. De un lado, Bildu y PSE pactaron los Presupuestos de Gipuzkoa, lo que da un respiro considerable a Martin Garitano. El dirigente independentista es el único diputado general que tiene garantizadas sus cuentas. La alianza entre soberanistas y socialistas se cerró minutos antes de que arrancara la comisión de Hacienda, a las 9.30 horas, donde debían debatirse las enmiendas parciales de los partidos. El acuerdo relega a un segundo plano al PNV de ese territorio –la formación de Egibar apoyó los Presupuestos de Garitano el año pasado– y reaviva viejos temores en Sabin Etxea: una posible pinza de las dos formaciones de izquierdas que haga imposible la gestión de Urkullu en el Parlamento vasco.

Los peneuvistas ven con una enorme preocupación la sintonía que Bildu y PSE mantienen en el territorio guipuzcoano en todo lo que tiene que ver con las finanzas. Ambas fuerzas han aprobado un impuesto para las grandes fortunas y han acordado la modificación de algunos aspectos de la recaudación del IRPF. Al PNV le preocupa que esta sintonía se extienda a la Cámara de Vitoria y dificulte los planes económicos de Urkullu, que irremediablemente tendrá que meter la tijera. La suma de abertzales y socialistas en el Legislativo de Vitoria provocaría que los jeltzales solo pudieran sacar adelante sus propuestas de la mano de PP y UPyD.

Bildu y PSE, de hecho, han conseguido superar sus diferencias para labrar el pacto presupuestario de Gipuzkoa. La formación de Garitano permitió que los socialistas respaldaran una enmienda del PNV y que en las Cuentas de 2013 se incluya una partida para la construcción de una incineradora de basuras –algo a lo que se oponen los independentistas–. A cambio, el PSE respalda el resto del proyecto de la coalición soberanista.

«Gobiernos de izquierdas»

La sesión de ayer en las Juntas Generales mostró, además, la cercanía de ambas formaciones. La diputada de Hacienda, Helena Franco, y la portavoz socialista, Rafaela Romero, evidenciaron una sintonía total. Ambas se agradecieron mutuamente el esfuerzo realizado en la negociación y la capacidad para soslayar los obstáculos. Todo, dijeron, para alcanzar un acuerdo «progresista y de izquierdas». Romero fue, incluso, efusiva al asegurar que «el pasado es el pasado», en referencia a la violencia de ETA y al respaldo y cobertura que la izquierda abertzale concedió a los atentados. «No lo olvidaremos nunca, pero hay que mirar hacia el mañana. Como alguien escribió en el 94, algún día será posible que en Euskal Herria haya gobiernos de izquierdas», insistió.

No es el único frente que tendrá consecuencias para Urkullu. Un ‘fuego’ desatado en Álava puede volverse contra el lehendakari. Las Juntas Generales de ese territorio echaron ayer para atrás el proyecto de Presupuestos del gabinete de Javier de Andrés (PP). Los populares tendrán que gobernar con las cuentas prorrogadas. Gracias al voto en contra de Bildu, EB y PSE –el año pasado sí los respaldó– y la abstención del PNV. Sólo 16 de los 51 procuradores alaveses respaldaron la iniciativa, frente a los 22 en contra y las 13 abstenciones de los representantes jeltzales.

Los dirigentes del PP arremetieron contra el PSE –les acusaron de haber «abandonado la centralidad»– y, sobre todo, contra la formación nacionalista. Afearon a los jeltzales que no les hayan dado su apoyo cuando el equipo de De Andrés ha aceptado «todas sus enmiendas» parciales. Un comportamiento que para los populares responde a «una decisión política tomada en Sabin Etxea». El diputado de Hacienda, José Zurita, calificó de «gran chasco» las negociaciones con el PNV y criticó que los nacionalistas sólo quieran pactos presupuestarios en «las instituciones en las que gobiernan».

El PP ya advirtió que lo sucedido en este territorio tendrá «consecuencias». «Vamos a tener que replantearnos nuestra posición en Bizkaia y el Parlamento vasco», aseguró Iñaki Oyarzábal, ‘número dos’ del partido en Euskadi.

EL CORREO 20/12/12