La sacudida esperada

Se ha acabado la modorra veraniega. ETA ha dado la sacudida que todos esperábamos, con la fortuna de no haber provocado víctimas mortales.

Hablar de fortaleza o debilidad de la organización terrorista no deja de ser un ejercicio un tanto banal. Su sola existencia es una amenaza y ocurre que si para evitar atentados el Estado se ve en la necesidad de acertar siempre, a los terroristas les basta con un solo «acierto», como el que han tenido ayer en Durango.

Pero, para quienes crean que ETA está en la indigencia estructural, sólo un dato: para el atentado de la madrugada de ayer, los terroristas han utilizado nada menos que tres coches. Y ello significa capacidad de movimiento, lugares donde prepararlos y esconderlos y claros apoyos logísticos.

La acción policial, que tuvo claros frutos en las últimas semanas, sin duda descolocó a los terroristas, que con toda probabilidad optaron por unas jornadas de repliegue para estudiar su propia situación interna. Y ahora, ahí están. A las puertas de un cuartel de la Guardia Civil dispuestos a realizar el mayor daño posible.

Las previsiones y los temores se han cumplido. Los de las Fuerzas de Seguridad del Estado y los de los propios responsables políticos, que tendrán que gestionar una situación que desgraciadamente no es nueva. En esta situación lo único que no cabe son las ensoñaciones, y no deja de ser una ensoñación que raya en lo absurdo pensar, por ejemplo, que ANV o el PCTV o la ilegalizada Batasuna van a mover una ceja, van a tener una palabra de condena ante este atentado. Ni ante éste ni ante los que vengan.

El atentado renueva las alertas en un momento en el que en el País Vasco hay evidentes signos de debilidad política. Débil es el tripartito gestionando sus propias cuitas, todas ellas dirigidas, de manera consciente o inconsciente, a debilitar la línea política de Imaz y ello, que nadie se engañe, con el silente Juan José Ibarretxe a la cabeza.

La estrategia que sus adversarios vayan a desplegar con vistas al proceso electoral interno es todavía una incógnita. No hay que descartar que sea «atípica» y que, por ejemplo, no presenten alternativa a la presidencia del EBB y sí se ocupen de copar todos los puestos de la Ejecutiva.
Incógnita es también que el propio Imaz se vaya a presentar y, en todo caso, su triunfo no está claro. El baremo no son los militantes que le sigan, sino los delegados que cada cual obtenga. La extrema peculiaridad del sistema de representación da a Navarra, por ejemplo, un papel decisivo a la hora de conformar mayorías y en Navarra la militancia del PNV es, a todas luces, extraordinariamente escasa y mayoritariamente soberanista.

Entretanto, la debilidad llega a la oposición. Una oposición, la formada por el PP y el PSE, dura y vergonzosamente enfrentada. Este enfrentamiento es la mejor garantía del tripartito que, habiendo conseguido los peores resultados de su historia en las elecciones del pasado mes de mayo, ha obtenido las mayores cuotas de poder que podía imaginar. Esto, todo esto, es la fatigosa noria vasca.

CHARO ZARZALEJOS, ABC, 25/8/2007