Quitar la máscar a la red de la trama de ETA

La red de organizaciones del entramado etarra tiene la tupidez y la complejidad que los métodos totalitarios y la impunidad le han permitido desarrollar todos estos años. Tras la apariencia de alegres y participativas organizaciones juveniles, culturales o municipales, como en el caso de Udalbiltza Kursaal, ETA articula el control social y la preparación de los instrumentos necesarios para sus objetivos políticos.

Porque, no lo olvidemos, los asesinatos, la extorsión y las amenazas tienen un objetivo que es la Euskal Herria independiente y totalitaria. Y la atención hacia los «comandos» ha oscurecido el papel de los «comandos» políticos, sociales o culturales. En parte, porque todas estas organizaciones del entramado etarra, como Udalbiltza Kursaal, están constituidas por individuos con un contacto directo con la organización terrorista, pero también por otros que, si bien apoyan los asesinatos, aparecen formalmente desvinculados y contribuyen al espejismo de que estamos ante inocentes organizaciones políticas.

Además, la eficacia del terror ha permitido a los componentes de esta red reproducirse o reconstituirse bajo otra apariencia cuando lo han considerado conveniente. El último intento es la plataforma AuB. Y un aspecto muy importante de las últimas detenciones es el papel de Udalbiltza Kursaal en la articulación del sustituto de Batasuna.

Por eso el interés de estas detenciones no está sólo en el desenmascaramiento, sino también en el golpe a la reproducción. Porque ni la lucha contra ETA es eficaz, ni la Ley de Partidos cumple sus fines si la banda terrorista cuela una y otra vez en la normalidad y en la legalidad sus múltiples formas políticas.

Afortunadamente, podemos hablar ya en pasado de la impunidad de la reproducción. Por todos los últimos golpes al entramado político, y también por la impugnación de las candidaturas de AuB que presentarán la Abogacía del Estado y la Fiscalía General y cuyo resultado será fundamental para el éxito de la lucha antiterrorista.

Edurne Uriarte, ABC, 30/4/2003