Tensiones internas

EL CORREO 25/09/13
TONIA ETXARRI

Dos diputados generales, de los tres que tiene la comunidad autónoma vasca, acaban de encender la luz de alarma, con matices, sobre las dificultades que el pacto fiscal suscrito entre el PNV y el PSE generará en los territorios. Conscientes de que la reforma acordada, para ser efectiva, deberá ser aprobada por las Juntas Generales de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, han querido marcar perfil. Y como cada uno de los tres territorios está gobernado por un partido político distinto, no se descarta una colisión de intereses.
El diputado general de Bizkaia cumplió con el guión al bendecir el pacto porque, al fin y al cabo, es su partido, el PNV, quien lo ha suscrito con los socialistas. Pero anunció tensiones territoriales. El toque de alarma del diputado general de Álava, sin embargo, transmitía la idea de que el acuerdo desprende tanta inconcreción que cada cual lo ha interpretado a su manera. A Javier de Andrés, por ejemplo, le parece que las Juntas Generales pierden con este pacto la importancia que le otorga la Constitución y el Estatuto porque precisa en una cláusula que, en caso de desacuerdo en los territorios, el Gobierno «tiene capacidad para armonizar». Es decir, que si las Juntas Generales, gobernadas por el PNV, el PP o EH Bildu, respectivamente, no coinciden en la forma de aplicar su política económica y fiscal, el Gobierno podría poner en marcha el órgano de coordinación tributaria. Se reproducirían, a pequeña escala, las diferencias que ahora mantiene Euskadi con el Ejecutivo español. Si se llegara a tal extremo «sería un fracaso de todo el país», señalan en el PNV.
Intentarán apurar negociaciones porque saben que se necesitan. Nacionalistas y socialistas con la mayoría en el Parlamento. Pero no en Juntas Generales. En la defensa de la foralidad están más de acuerdo de lo que reconocen el PNV y el PP; por eso, no sería descartable pensar en una aproximación de los dos partidos, precisamente después de ese toque de atención del diputado general alavés. Si al PP le interesa no quedar descolgado del acuerdo, a pesar de su discrepancia con la subida de impuestos, en Álava necesita sacar adelante unos Presupuestos que, en este ejercicio, los tiene prorrogados.
En el pleno del Parlamento vasco, mañana, tanto el PNV como el PSE presentarán su pacto sobre principios filosóficos y promesas de lucha contra el fraude, sin descender a las minucias de los números detallados. Para no aburrir, dicen. Pero la oposición querrá concreciones. Y sobre todo querrá saber si el Parlamento se convierte en una correa de transmisión del pacto, recomendando su aplicación sin más, o tiene alguna capacidad normativa superior. No lo parece, a pesar del temor de Javier de Andrés.
El PNV, que ya pasó su crisis interna cuando gobernaba las tres diputaciones con la Ley de Territorios Históricos, no se puede permitir abrir un nuevo frente de oposición. En Euskadi, «un país a cuatro», como le suele gustar definir a José Luis Bilbao para recordar que el Gobierno vasco está marcado por las diputaciones, siempre ha habido tensiones interterritoriales. Todos calculan sus posibles alianzas. El PNV y el PSE necesitan un tercer socio en Álava y Gipuzkoa, o que se abstengan los demás para poder decir que su pacto ha traspasado el umbral del Parlamento sin tener que cargar con las rebelión de los territorios.