Terremoto en la Acrópolis

IGNACIO CAMACHO, ABC – 30/07/14

· Por su carácter simbólico, el «pujolazo» ha hecho trizas la tesis del expolio fiscal, la médula del desafío soberanista.

La avería es gorda y el destrozo grande. El pujolazo ha dañado por dentro la estructura nuclear del nacionalismo y eso no se arregla condenando al ostracismo al patriarca recién repudiado. Le han arrancado los galones como a un oficial que hubiese deshonrado a su bandera pero el anciano no es un coronel retirado ni un simple veterano de antiguas campañas: es el Padre Fundador del soberanismo moderno. El sumo sacerdote de la religión cívica catalanista, el sabio de una tribu a la que acaba de dejar desnuda y sin referencia de legitimidad histórica y moral.

Pujol es, además, el autor intelectual de la teoría del expolio, del «Espanya ens roba», que ha constituido el argumento medular del desafío secesionista. Fue su inmensa autoridad en la sociedad catalana, a cuyo auge económico ha contribuido como nadie en los últimos treinta años con su política de mercado negro, la que dio soporte a la idea de que a Cataluña ya no le conviene seguir integrada en la nación española. Él fue quien construyó la tesis del expolio fiscal para promover la alternativa de la soberanía financiera. Y él es quien la ha reventado con la constatación demoledora de su farsa patriótica. El fraude no es sólo tributario. Es moral, político, social, anímico y simbólico. Y ha sumido al proyecto soberanista en una crisis de credibilidad irreversible. Dramática.

Por supuesto que todo el establishment catalán conocía de sobra el reverso tenebroso del régimen convergente. Entre otras cosas porque sufría la extorsión de la mafia clientelar –y familiar– creada en torno al partido hegemónico. Pero por propia conveniencia la burguesía dominante ha venido haciendo la vista gorda y refugiándose en una conciencia victimista de agravio. La figura de Pujol había quedado preservada de sospechas por una especie de ceguera voluntaria, de respeto reverencial autoengañoso. Su confesión de parte no sólo ha rasgado el velo; lo ha reducido a cenizas aventadas en el incómodo viento de la hipocresía colectiva.

Todos saben ahora que ya nada será igual. La hegemonía de CiU ha naufragado en medio de un pantano de corrupción y mentiras, el statuquo vigente se ha derrumbado y el proceso independentista queda en manos de ERC y sus correlatos de activistas radicales. Mas está desautorizado, humillado por evidencia de su torpe cobertura, convertido en un pelele ante los ojos de la opinión pública. La estrategia del reproche fiscal se ha convertido en un boomerang contra sus promotores y la élite dirigente anda sumida en un estado de ánimo ofuscado, confuso, inerme, entre la rabia, la frustración y el desconcierto. Las maniobras de refundación y limpieza tienen un alcance limitado porque todo el partido –y el Gobierno al que sostiene– está afectado por la quiebra de su principal liderazgo. El terremoto ha derribado la estatua de Cambó en la acrópolis sagrada del soberanismo.

IGNACIO CAMACHO, ABC – 30/07/14