Un Rey constitucional

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 20/06/14

· El discurso pronunciado por Felipe VI en el acto de su proclamación como Rey contiene referencias relevantes a un buen número de asuntos del máximo interés político. Felipe explicó cómo entiende el papel de la Corona, hizo un homenaje a sus padres y a la generación que trajo las libertades y asentó la convivencia; recordó a las víctimas del terrorismo, la crisis económica y a los ciudadanos que la sufren en sus carnes; resaltó la diversidad de España y defendió su unidad, como no podía ser menos; se comprometió con la transparencia y la ejemplaridad en su comportamiento personal, mencionó los principales retos del futuro y anunció una monarquía renovada para un tiempo nuevo.

De entre todas las cuestiones tratadas por el Rey, hay una que merece ser destacada: es el empeño de Felipe VI por situar la legitimidad de la Corona en el marco de la Carta Magna. El Rey la invocó en varias ocasiones, expresó esó su fidelidad a la Constitución y a sus valores y recordó que las funciones del titular de la Corona están marcadas por el máximo texto legal del país. Felipe no buscó la legitimidad de su cargo en la dinastía, ni en la historia, sino en la Carta Magna hasta el punto de afirmar que comenzaba el reinado «de un Rey constitucional».

No es casualidad que cuando algunos sectores cuestionan la monarquía, el titular de la Corona se ocupe de acentuar que su legitimidad se debe, precisamente, a la voluntad popular expresada en la Constitución y no a ninguna otra circunstancia. Es por tanto una legitimidad democrática. En esa línea, Felipe VI quiso dejar claro que estaba al frente de una monarquía parlamentaria. Su afirmación no fue mera retórica, un recuerdo de lo que establece la Carta Magna. El mensaje que se encierra detrás de sus palabras es que el Rey tiene unas funciones precisas, como el ser símbolo de la unidad y permanencia del Estado, asumir su más alta representación y arbitrar y moderar el funcionamiento de las instituciones.

El Monarca se encargó de recordar que la dirección de la política nacional le corresponde al Gobierno y definió bien cuál era el territorio en el que él podía actuar. Es un recordatorio oportuno cuando hay quien demanda a Felipe VI que asuma unas determinadas posiciones políticas que como Rey no le co-rresponden porque son competencia de otros órganos del Estado. Si lo hiciera estaría usurpando el papel de los partidos representtativos. El discurso puso de manifiesto que Felipe VI tiene muy claro cuál es el papel de la Corona en el marco del funcionamiento de las instituciones. En el mensaje del Rey están contenidos todos los principios necesarios para que el reinado de Felipe VI sea útil al país: neutralidad política, lealtad institucional, capacidad integradora, voluntad de escucha, comprensión, oferta de consejo, búsqueda de la cercanía con los ciudadanos, conducta íntegra, honesta y transparente. En el futuro, si tiene dudas, bastará que consulte el discurso de ayer que será la mejor guía para actuar.

FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 20/06/14