Un vídeo yihadista pide secuestrar policías y realizar una ejecución pública en España

EL CONFIDENCIAL 17/02/15

Secuestro y ejecución. Esta es la amenaza más real que pende sobre los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Y así se expuso en la reunión que el consejero de Interior, Ramon Espadaler, mantuvo con algunos mandos de los Mossos d’Esquadra el miércoles de la pasada semana. La reunión fue celebrada en medio de un extraño secretismo para advertir y dar consignas respecto a la alta posibilidad de que se cometa una acción terrorista en territorio catalán.

Según una comunicación interna de la policía autonómica catalana a la que ha tenido acceso El Confidencial, uno de los mandos de una comisaría explicó a sus subordinados lo que se había hablado en la misma, a pesar de que “la prefectura [jefatura] no ha autorizado la información”. Según esta comunicación, la Brigada de Información de los Mossos ha tenido conocimiento de un vídeo de radicales en el que se hablaba “de secuestrar en Cataluña (y otras comunidades) a uno o varios policías y hacer una ejecución pública para amedrentar al resto”.

Se trataría de realizar una ejecución pública al estilo de las que son realizadas en Medio Oriente y luego emitidas por televisión o internet, pero esta vez en Occidente, no en remotos territorios donde existe conflicto armado. Ello serviría de escarmiento a los Gobiernos occidentales. La situación se torna más crítica debido a que Al Qaeda y Estado Islámico mantienen en la actualidad una pugna por ver quién se convierte en el grupo terrorista número 1 del mundo, por lo que adquiere más verosimilitud la posibilidad de secuestros y ejecuciones públicas en los países del primer mundo.Los dirigentes de Interior alertaron de que la forma más efectiva de actuar de los terroristas es realizar ataques personalizados a policías y pusieron como ejemplo más paradigmático un atentado en Quebec, donde dos soldados fueron atropellados por la espalda el pasado mes de octubre. Pero sea un atentado mortal o un secuestro, la consigna de los radicales es “matar policías (o cualquier miembro de las FCSE)”.

Cómo perder un topo
Por otro lado, según ha  podido conocer El Confidencial, los Mossos d’Esquadra tuvieron durante un tiempo la posibilidad de controlar los movimientos de radicales islamistas debido a la información facilitada por un infiltrado en los círculos yihadistas. Se trataba, según ha podido comprobar este diario, de un profesional liberal que se había casado con una musulmana de buena familia y de ahí que se le abriesen las puertas de los círculos yihadistas de par en par.

Así, durante un tiempo, los Mossos dispusieron de información reservada muy importante. El infiltrado tenía hilo directo con la cúpula de las organizaciones islamistas que operan en Cataluña y asistió a una cumbre salafista en Torredembarra (Tarragona) en el año 2011. Esta cumbre fue seguida con especial interés por todos los servicios de información occidentales, aunque los Mossos d’Esquadra dispusieron de información de primera mano. Su topo llegó a entrevistarse con un belga, al que se considera uno de los principales dirigentes de Al Qaeda en Europa. A lo largo del encuentro en esa localidad, mantuvo también reuniones con otros dirigentes radicales.

A la misma cumbre que el infiltrado de los Mossos también asistió, casualidades de la vida, Mohamed Merah, el terrorista que atentó contra policías franceses en marzo de 2012 y contra una escuela judía en Montauban y Toulouse. En total, provocó 7 muertos y cinco heridos. Finalmente, murió el 22 de marzo de ese año en el asalto de la Policía a su casa, donde estuvo atrincherado 30 horas.

Fin de la ‘colaboración’
Poco después de pasar la valiosa información de la cumbre de Tarragona a la Policía Autonómica, el topo dejaba de trabajar para este Cuerpo de Seguridad. Una fuente que siguió todo el proceso señala a El Confidencial que la actitud de algunos de los mandos de los Mossos fue lo que provocó esa ruptura. De hecho, había sido la falta de una cobertura de seguridad la que le había empujado a dejar de pasar información. Además, le querían obligar a llevar permanentemente un sistema de grabación, lo que implicaba un alto riesgo añadido. Según estas fuentes, hubo conversaciones sobre cómo poder realizar la labor de acercamiento al mundo radical islámico, pero la cúpula de los Mossos d’Esquadra mantuvo la callada por respuesta ante sus propuestas y, finalmente, el infiltrado optó por seguir con su trabajo y dejar de colaborar con la Policía catalana.