Unescos

JON JUARISTI, ABC 10/02/13

· La cultura de la paz que promueven los Amics de la Unesco suena a novela de Mario Puzo.

Entre los impulsores del separatismo regional en Cataluña está, como ustedes saben, AmicsdelaUnesco. Lo del «separatismo regional», por cierto, no me lo he inventado yo. Es así como definía el secesionismo de EstatCatalá, en los años de la guerra civil, uno de los mejores novelistas españoles del pasado siglo, Joan Sales, que además era nacionalista catalán, pero a quien el proyecto de una Cataluña independiente, sin Valencia, Baleares, Aragón, Andorra, el Rosellón y la Cerdaña le parecía, con razón, una birria. Si te vas de España, si te sales, pensaba Sales, llévate por lo menos una tajada del Hexágono, la mitad de la Península y todas las islas adyacentes. No cuatro provincias de chichinabo que no te dan ni para un Estadito de la señorita Pepis. Aquello sí que era nacionalismo serio, con perspectiva imperial, no un delirio paleto con marchamo de la Unesco, organismo especializado en restaurar barretinas, montar conciertos de zanfoña y difundir el uso de la bramadera australiana.

¡Ah, los AmigosdelaUnesco! ¡Qué nostalgia se me despierta de la Bilbao grisácea del franquismo, donde lo más inofensivo de la oposición al régimen se contentaba con darse de alta en dicha asociación y suscribirse al CorreodelaUnesco, publicación de reseñable inanidad, junto a la cual el TBO parecía RevistadeOccidente! Ya en la Transición, creo recordar, comenzó a editarse en eusquera. Un esfuerzo meritorio por dignificar la venerable lengua vasca poniéndola al nivel del quechua. Pero, ¿de verdad puede sorprender que la Unesco y sus amigos se hayan liado en el consorcio de la espardeña? ¿Para qué otra cosa sirve la Unesco? ¿Me lo puede decir alguien? Hace veinticinco años, Alain Finkielkraut dejó claro que ninguna otra institución había contribuido tanto a la derrota del pensamiento, propiciando su sustitución por una cultura nivelada en la que un par de botas valían tanto como Shakespeare. La Unesco o el relativismo cultural. La Unesco o la adoración de la minucia y de las raicillas. La Unesco o el rasero para abolir las excelencias. La Unesco, el gran pasapuré planetario de los valores. ¿A qué otra cosa podría apuntarse la Unesco, ante la crisis de los viejos Estados nacionales, sino a los irredentismos minimalistas?

Que en su apología del derecho de autodeterminación de Cataluña, elsAmicsdelaUnesco se hayan inspirado en un artículo de Jone Goirizelaia es bastante lógico. La dirigente histórica de la izquierda abertzale, o sea, del brazo político de ETA, tiene un indudable encanto personal ante el que se rindieron en su día algunas diputadas socialistas vascas o Pilar Bardem, por poner un par de ejemplos, pero, al privilegiarla en su bibliografía, los unescos catalanes, tan pacifistas ellos y ellas, buscan respaldar con un argumento extremo de autoridad su afirmación de que, con la autodeterminación de Cataluña, «se evitarían muchas muertes también dentro del Estado español» (obsérvese que nada dicen de evitarlas dentro de la hipotética Cataluña independiente). En retórica, eso se llama el argumento patético, que consiste en la mera ostensión de un objeto (el arma del crimen), de un cuerpo (Hipérides desnudando a Friné) o de un nombre, como es el caso. Joan Sales, que no era pacifista, pensaba que no hay nación posible sin ejército, y se negaba a confundir el ejército con las milicias o con las bandas de pistoleros, lo que Batasuna ha hecho sistemáticamente y los amigos pacifistas de la Unesco se huelen que tendrían que hacer en una Cataluña autodeterminada. Por eso y sólo por eso invocan a Jone Goiricelaya. Para hacer a la ciudadanía española, de forma algo retorcida pero legible, una oferta que no podamos rechazar.

JON JUARISTI, ABC 10/02/13